Se confirma Jannik Sinner como el tenista de 2024. Cumple en Turín una semana fantástica, imperial en el desarrollo de todos sus partidos, y se convierte en el nuevo maestro del tenis después de dar lecciones por todos los lados: acribilló a Alex de Miñaur (6-3 y 6-4), apagó a Taylor Fritz (6-4 y 6-4) en la segunda jornada de la fase de grupos, minimizó a Daniil Medvedev (6-3 y 6-4), ridiculizó en las semifinales a Casper Ruud (6-1 y 6-2) y volvió a ser más fuerte que Fritz en la final de la Copa de Maestros. El italiano, 23 años y número 1 del mundo, cumplió con su condición de favorito por jugar en casa y, sobre todo, por el tenis que está desplegando en todo este curso. Con esta de la final son 70 triunfos (por solo seis derrotas) y ocho títulos, después de despegar del todo en los Grand Slams con los dos primeros en su cuenta: el Abierto de Australia y el US Open. Además, Róterdam, Halle, Masters 1.000 de Miami, de Cincinnati y de Shanghái. Y ahora esta Copa de Maestros para certificar que es el líder del hoy. Un líder que ha tenido que superar también unas semanas convulsas, a vueltas con su dopaje del pasado mes de marzo, por el que le retiraron los puntos y el dinero de Indian Wells, pero que trajo críticas después porque la investigación de su positivo se realizó con él en el circuito. La Agencia Mundial Antidopaje todavía espera la resolución de una reclamación que ejecutó cuando un tribunal independiente le otorgó la libertad y la absolución a Sinner este pasado septiembre. Se le borró algo la sonrisa al italiano, que ha defendido siempre que el positivo, doble, fue fruto de una imprudencia y no por un acto voluntario. Pero la sombra sigue sobre él y trata de espantarla a raquetazo limpio y a título casi cada semana. Fritz, que se metió en la final de las ATP Finals tras dar una pequeña sorpresa al personal, al batir a un Alexander Zverev que se había erigido como dignísimo rival para pelear la Copa pero que desfalleció en la semifinal contra el estadounidense, intentó consolidar ese empeño que ha desarrollado en los últimos meses de estar en las quinielas de los grandes torneos. Por el momento, el cinco del mundo todavía no ha conseguido entrar con buen pie en la sala donde se concentran los mejores, pero gana enteros y confianza con este final de curso. Pero ante Sinner, con quien ha perdido los últimos cuatro encuentros de los cinco que han disputado, le faltó la consistencia que tuvo ante Sinner. Le falló el saque, una de sus mejores armas, pues no llegó al 70 % de efectividad en el primer set, y Sinner martillea en ese sentido como un maestro: ganó el 90 % de los puntos con ese primer golpe, y solo tuvo que debilitar la confianza del estadounidense con una buena defensa para conseguir el 'break' en el séptimo juego a la cuarta opción, que Fritz también defiende lo suyo. Fue apenas nada, pero lo fue todo ante este Sinner que cumplió con su saque, en blanco, para consolidar la rotura y mostró la confianza que lo ha llevado hasta aquí levantando con un truco de magia de revés una opción de rotura que hubiera supuesto el 5-5. De aquella oportunidad del estadounidense, a la frustración. A Fritz le falta esa consistencia mental, ese no demostrar tanto su rabia para dar el paso que necesita hacia las grandes cotas. Y en eso ya era un maestro Sinner, apenas un mínimo gesto si cede el punto, apenas un leve movimiento de raqueta para celebrar un gran punto. Entre gritos se deshizo de nuevo Fritz, dos errores y mirada al cielo cuando chocó su derecha en la red, amago de lanzar la raqueta contra el suelo cuando su derecha se marchó fuera y entregó el saque en el quinto juego del segundo set. Poca ventaja ante cualquier otro, demasiada ventaja ante este Sinner. El de San Cándido ha dado un salto exponencial este curso. Le faltaba físico, tan espigado como aparentemente enclenque, para acometer las grandes exigencias de los cinco sets. En 2023 ni estuvo cerca de pelear por uno. Pero en 2024, un Sinner estratosférico que se llevó por delante en Australia a Djokovic en las semifinales y a Medvedev en la final. Se le resistió la tierra batida, semifinal en Montecarlo y en Roland Garros, abandono en cuartos en Madrid, y ausencia en Roma. Ganó Halle, pero trastabilló en Wimbledon (cuartos contra Medvedev), y exhibió sus mejores cualidades en la pista que mejor se adapta a ellas: títulos seguidos en Cincinnati y US Open, final en Pekín ante Alcaraz y trofeo en Shanghái antes de esta Copa que lo consolida como el rival de 2024 y con todo listo para serlo también en 2025.
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