Juan Manuel de Prada, Premio Castilla y León de las Letras 2021, será el encargado de impartir la conferencia que abrirá la programación de AR-PA Cultural. Bajo el título ' Artistas españoles en el París ocupado (1940-1944) : exiliados, vanguardias, castizos, cosmopolitas, falsarios', el autor vinculado a Zamora hará una reflexión sobre «la tragedia que es la renuncia a un fragmento de nuestra cultura». «Siempre he querido rescatar aspectos de la cultura española que han sido sepultados: escritores raros, artistas fuera del canon...», recuerda el escritor en conversación con ABC horas antes de su intervención. Fruto de ello es, por ejemplo, su última obra 'Mil ojos esconden la noche' (Espasa, 2024), una inmersión en el París ocupado por los nazis donde los artistas intentan sobrevivir. Su escritura le ha servido al autor para indagar, a partir de la documentación encontrada, en «una riqueza patrimonial olvidada» que trata de sacar a la luz. Será el objetivo de su intervención a partir de las 19.45 horas en la Biblioteca de Castilla y León, en Valladolid . En ella se propone descubrir «un mundo de pintores y escultores que no se conocen». Pone el ejemplo de Mateo Hernández, un bejarano de «personalidad única» que llevaba 30 años viviendo en la «meca de las artes» cuando esta fue ocupada, «un magnífico escultor que me parece tristísimo que no sea un gran nombre de nuestra escultura». De que su obra haya pasado desapercibida hasta nuestros días culpa al «canon» impuesto por la Modernidad, «a mi modo de ver, desde la falsa convicción de que las vanguardias era el arte bueno y lo tradicional lo malo, lo desfasado». Opina por ello que «todo canon artístico, literario, intelectual de los siglos XIX y XX debería revisarse». No solo fue el canon. Aquella época del París ocupado fue oscura y «la inmensa mayoría» de estos artistas «tuvieron que hacer cosas poco brillantes» que luego les convino ocultar: «Evidentemente, cuando pasas por situaciones difíciles haces cosas de las que te arrepientes», recuerda el escritor de 'La tempestad', que insiste en que «sería bueno exponer a la luz» esa «conjunción de ocultaciones» porque «hay gente muy valiosa». En aquel tiempo recuerda que comenzaba a despuntar el zamorano Baltasar Lobo, pero para Juan Manuel de Prada «el olvido más doloroso» es artista Federico Beltrán Masses, «una especie de Julio Romero de Torres con influencias decadentes europeas que me parece un pintor extraordinario». En su conferencia, el autor hablará también del prolífico negocio de la falsificación de obras durante el París ocupado, en el que también estuvieron involucrados varios artistas españoles. «El más notorio de todos ellos, que está demostrado, fue el canario Óscar Domínguez, que hizo falsificaciones perfectas de Picasso y Chirico, entonces los dos pintores contemporáneos más cotizados». Recordará, además, «la célula de falsificadores que comandaba César González-Ruano», entre los que se encontraba Manuel Viola, «que luego llegaría a ser en los años 50 y 60 un expresionista abstracto bastante valorado». Dar luz a la vida de estos creadores desconocidos le ha supuesto a De Prada recopilar una ingente documentación en archivos. El valor de estos centros será destacado en AR-PA Turismo Cultural, que por primera vez se celebra en el recinto ferial vallisoletano junto a Feria Internacional de Turismo de Interior (Intur). Su papel también es subrayado por el escritor: « He descubierto muchas cosas de estos artistas en archivos, cosas impensables porque la imagen que tienes de ellos o que se nos ha legado es muchas veces interesada o simplemente incompleta. El archivo te mete en el meollo de la vida de las personas que quieres traer el presente». Asimismo, AR-PA analizará los retos del patrimonio cultural y como este puede servir para atraer turismo y recursos económicos. Al respecto, Juan Manuel de Prada piensa que hasta la fecha España «no ha jugado convenientemente sus grandes bazas. «En la cuestión artística somos imbatibles (...) No estoy diciendo que haya que cancelar el turismo de playa, pero hay que convertirlo en otra cosa y el epicentro de esa otra cosa tiene que ser nuestro patrimonio artístico», sostiene, y lo justifica: «La cultura tiene que estar en el centro porque es donde España da el do de pecho». Para muestra, pone a su querida Zamora, «una delicia para el amante del arte románico».
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