La brujería aún existe: así es la Noche de Brujas' que se celebra en Granada

Para Soportújar , un pequeño municipio de la Alpujarra granadina de menos de 300 habitantes, su vinculación con la brujería es un acicate cultural, un atractivo turístico e incluso una forma de fijar población. Es lo que se dice matar tres pájaros de un tiro al tiempo que se fomenta una tradición que sin ser española –ni tampoco estadounidense, como muchas películas han hecho creer- tiene indudablemente cada vez más arraigo en nuestro país. Soportújar vive de sus brujas todo el año , especialmente los fines de semana, cuando llegan cientos de visitantes para ver el Mirador del Embrujo, posar junto a la Fuente del Dragón o visitar el Centro Temático de la Bruja. Todo llevaría a pensar que la Noche de Halloween, el 31 de octubre, sería su día grande. Pero no. Como ya tiene un nombre ganado en ese campo, se puede permitir el lujo de celebrarla cuando quiere. Este sábado 2 de noviembre tendrá lugar allí la séptima edición de la Noche de Brujas, una fiesta en toda regla en la que el pueblo entero y los que lleguen para la ocasión podrán disfrutar de una celebración mucho más divertida que terrorífica. La cosa comienza a las seis y media de la tarde, cuando el sol ya ha declinado, con una batukada que sirve de preámbulo al pasacalles de brujas por las calles del pueblo, a partir de las siete y hasta las nueve de la noche, cuando está previsto el conjuro final. Después de invocar a las fuerzas místicas y sobrenaturales, más en guasa que en serio, habrá un concurso de disfraces que sin duda estará muy reñido, porque la gente allí se trabaja bien esas cosas. Y a las diez de la noche se degustará la muy gallega queimada , un brebaje que viene al caso. ¿Por qué? Aunque ya se ha explicado, no pasa nada por repetirlo. Soportújar es uno de los lugares de la Alpujarra que surgió después de la Reconquista y que se pobló de personas venidas desde muy lejos, atraídas por la irresistible oferta de disponer de tierras gratis para cultivar y ganarse la vida. Desde Galicia llegaron voluntarios y su huella la dejaron clara no sólo en los nombres que tienen los pueblos de por allí – Pampaneira, Capileira y Bubión , los tres en el Valle del Poqueira, y la propia Soportújar- sino en las leyendas que trajeron consigo. A estas alturas no hará falta recordar que las meigas son tan gallegas como la empanada o el pulpo cocido. Volviendo a la VII Noche de Brujas, tras la queimada se anuncia, para las 22.30 horas, el inicio de la auténtica fiesta , que estará amenizada con música a cargo de un DJ y que durará, como se suele decir, lo que los cuerpos aguanten. Además, durante toda la noche habrá a disposición de locales y visitantes mercados con puestos de comida y artesanía local, con lo que se vuelve a lo del principio: este tipo de celebraciones crean economía y ayudan no sólo a mantener a los habitantes en su lugar de origen, sino incluso a que otros se animen a vivir allí.

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