El panorama se ha vuelto amenazante a las puertas de la COP29 tanto en la corta distancia –con la DANA en España– como en el plano internacional con el regreso de Donald Trump o la certeza de que 2024 ha sido el primer año con una temperatura media por encima del umbral de seguridad del 1,5ºC
El nivel disparado de CO2 en la atmósfera condena a muchos años de aumento de temperaturas
Cada fracción de grado de calor extra que se le ahorre al planeta cuenta. Sirve para evitar los peores efectos del cambio climático. “Con cada incremento, los episodios extremos y los riesgos son mayores”, resume la ONU. Ayuda incluso con un panorama repleto de malas noticias como el que sobrevuela el inicio este lunes de la Cumbre del Clima (COP29) de Azerbaiyán. Donald Trump, un año entero ya por encima del tope de 1,5ºC, la DANA de España...
El contexto se ha vuelto amenazante a las puertas de la cumbre de Bakú. Tanto desde una mirada global como si se utilizan unas gafas de visión cercana para ver lo que ocurre a corta distancia.
España, por ejemplo, llega a la COP29 en medio de los efectos de la violentísima DANA que derivó en las inundaciones más mortíferas del siglo. La tormenta extrema es efecto del calentamiento global del planeta causado por los humanos. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acude los primeros días de la cumbre y fuentes de La Moncloa admiten que este año es una ocasión especial tras observarse cómo el cambio climático tiene “devastadoras consecuencias que España ha sufrido recientemente en Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía”.
Como ocurrió hace ocho años en Marrakech, la COP se inaugura a los pocos días de que Donald Trump haya sido elegido presidente de Estados Unidos. En realidad, la delegación estadounidense todavía estará liderada por la administración Biden, con lo que podría negociar nuevos compromisos. Sin embargo vuelve a circular la sospecha de que el país abandonará, no solo el Acuerdo de París, sino una posición destacada en la lucha contra el cambio climático que Trump llamó “hoax” (un engaño).
Mientras tanto, la ciencia ha ofrecido más y más datos sobre cómo está la situación global del planeta. Datos preocupantes. Por un lado, la temperatura media anual de 2024 superará por primera vez en la historia los 1,5 °C por encima del nivel preindustrial y alcanzará, probablemente, un valor de más de 1,55 ºC, según el Servicio Copernicus. Será la primera vez que un año concreto se sale del límite de seguridad que busca conseguir el Acuerdo de París para fin de siglo.
De hecho, 2024 va a ser el año más cálido medido. Los últimos diez años copan el top ten de los años con mayor temperatura de los que hay registros. El planeta es ahora el más caluroso de los últimos 120.000, subrayan los científicos.
“De una manera o de otra, el primer cartucho que teníamos, que era el de los 1,5 ºC, lo hemos desaprovechado”, analiza el director del Instituto de Física de Cantabria (IFCA) y miembro del IPCC, José Manuel Gutiérrez. “El siguiente cartucho que tenemos es el de los 2ºC, y si nos quedamos sin ese ya no hay más. La ventana que nos va quedando es cada vez más estrecha y dentro de nada no nos va a quedar hueco para poder salir”, remata.
En la misma línea, cuando las delegaciones de los países estén negociando en la COP29 de Azerbaiyán ya sabrán que la concentración de CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera (la cúpula que retiene la radiación solar y recalienta así la Tierra) está en máximos. Y también sabrán, porque así lo han descrito los científicos de la Organización Meteorológica Mundial, que esa concentración condena al planeta a “muchos años de aumento de temperaturas”.
Los registros de 2024 indican que la acumulación de CO2 en la atmósfera no había sido nunca tan rápida en la historia de la humanidad. El nivel está en 420 partes por millón (ppm). En 2016 se rebasó por primera vez el simbólico umbral de 400 ppm. Los científicos consideran que un límite de seguridad para la humanidad serían las 350 ppm, un valor que se superó en 1986.
La COP del dineroEste es el escenario en el que unos 40.000-50.000 delegados de casi 200 países van a discutir, en esta ocasión, principalmente sobre dinero. Quizá es un asunto menos sexy que hablar de terminar con los combustibles fósiles, como ocurrió hace un año en Emiratos Árabes Unidos, pero es crucial. ¿Por qué? Porque los países empobrecidos del sur global necesitan fondos para cortar sus emisiones de CO2 al tiempo que salen de esa situación de empobrecimiento.
El Fondo Verde del Clima es el dinero que los países ricos se han comprometido a aportar a este proceso. Desde 2020 deberían ser 100.000 millones de dólares al año, pero solo se alcanzó ese nivel en 2023. “Es una cifra bajísima”, analiza el responsable de cambio climático de Ecologistas en Acción Javier Andaluz. “Visto lo que le estamos haciendo al planeta deberían ser diez veces más”, añade.
Por lo que la cifra que ronda es el billón de dólares. “De dinero público”, matiza Andaluz. El lema del sur global para esta ronda de negociaciones es From billions to trillions, que puede traducirse por “de miles de millones a billones”. Ese dinero debe usarse para la mitigación de las emisiones de gases y adaptación a los efectos ya palpables de la crisis climática.
Tampoco hay que perder de vista, dice el ecologista, que el año que viene debe presentarse la siguiente ronda de planes climáticos nacionales (NDC), por lo que “deberían salir unas líneas para que sean ambiciosos. Si no, vamos a perder esa ventana de oportunidad y la siguiente no será hasta 2028”. “No es cierto que Bakú es una COP de transición. Decir eso es temerario”, recalca.
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