¿Puede un palio mecerse aun estando parado? Esta tarde, el impresionante palio de Juan Manuel para la Estrella Coronada , en su 25 aniversario, parecía moverse a los acordes de la 'Misa breve número 5' de Mozart (KV 220), llamada la de los gorriones. Casi se oían piar los pajarillos en el interior de la Catedral, en una misa presidida por el arzobispo de Sevilla y concelebrada por el cardenal Porras, emérito de Caracas , y otros sacerdotes dominicos, carmelitas y salesiano, además del deán y varios canónigos. La asociación Música Sacra Hispalense tenía el refuerzo de la escolanía de la hermandad, dirigida por Vicente López Romero, y el organista de la Catedral, Miguel Ángel García Fernández. Sonó a la perfección desde el canto de entrada 'Mira la Estrella', de Tomarchio . La otra composición que se apartó de los acordes mozartianos fue el 'Ave María' sobre el intermezzo de 'Cavalleria rusticana' de Mascagni que -vaya por Dios- resuena a matanza en la escalinata del teatro Massimo de Palermo desde que Coppola la eligió para el final de su tercer 'Padrino'. Por eso es mejor quedarse con Mozart. Y con el salmo cantado , que siempre es una maravilla, para eso es oración musical de alabanza a Dios. Como lector de la segunda lectura, Rafael Medina , el hermano mayor cuando la coronación de hace 25 años. El actual, Carlos Martín , tuvo su protagonismo en la oración de los fieles -se incluyó una petición por los fallecidos y damnificados de la riada de Valencia- y en una 'sui generis' acción de gracias al final en la que emplazó al arzobispo a festejar el 50 aniversario dentro de dos décadas y media. El cardenal Baltazar Porras estuvo en 1999 y repitió esta vez aunque lo pasó mal en el 'Acuérdate' de la plegaria eucarística porque una inoportuna carraspera lo dejó casi sin voz. A las palabras del hermano mayor les sobró algo de campechanía y les faltó algo de hondura . Pero casi se queda sin pronunciarlas porque el organista ya había dado el tono de la 'Salve' y menos mal que el maestro de ceremonias, siempre impecable Luis Rueda, acalló los sones . No fue el único despiste en la celebración. ¡Con lo cuidado que está todo en la Catedral! Al diácono casi se le olvida incensar el evangeliario antes de proclamar. Y el tono del órgano para entonar la aclamación posterior a la consagración fue ignorado por el celebrante. Monseñor Saiz Meneses construyó una homilía en torno a la vocación universal a la santidad como correspondía a la solemnidad del día. Presentó a la Estrella como «modelo para la Iglesia» y «modelo de todas las virtudes»: «Es toda santa, por eso en nuestra tierra la llamamos María Santísima», dijo. También se refirió a la conmemoración que propiciaba la misa estacional: « Coronar a la Virgen es aceptarla como Reina de cielos y tierra y acogerla en nuestro corazón como Reina y Madre». Tuvo un recuerdo para las víctimas del Levante, un excursus de lo que llevaba escrito. «Nos sentimos unidos a los hermanos de aquellas zonas, rezamos por los que han fallecido y ofrecemos nuestra ayuda y solidaridad» a las víctimas, señaló. En el remate, un apóstrofe lírico en el que pidió a la Virgen coronada «sé luz que guía nuestros pasos, Estrella que orienta nuestro caminar». El palio, inconmensurable, saldrá mañana de regreso a su capilla de la calle San Jacinto. Seguro que los costaleros sabrán mecerla con el eco de los gorriones de Mozart que hoy piaban en misa.
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