Mientras la dirección de la CRTVG minimiza el seguimiento, la movilización consigue su objetivo en cada jornada de paro: evitar la emisión de 'O Termómetro', la coproducción que detonó un conflicto caldeado por el proyecto de ley que permitirá elegir sin consenso al director xeral de la corporación
La huelga en TVG contra la externalización impide la emisión del programa que hizo detonar el conflicto
La huelga indefinida en la CRTVG sube un escalón con la convocatoria para el domingo 1 de diciembre de una “gran manifestación” en la que los trabajadores “llaman a toda la ciudadanía gallega a defender los medios públicos”. La decisión, refrendada por las asambleas celebradas este martes, se hizo pública un día después, en la decimoséptima jornada de paro parcial que, de nuevo, impidió la emisión del magazine matinal O Termómetro.
Todo mientras, según el comité de huelga, “lejos de destensar” la situación, la cúpula de la corporación “ahonda en las maniobras represivas para conseguir desactivar” la movilización a través “del abuso de poder y el miedo”. El último ejemplo que relatan, la aparición de un técnico de una empresa externa para medir el volumen de los decibelios del megáfono con el que anuncian el inicio del paro. El objetivo, aseguran, era “recabar una prueba para activar un expediente disciplinario” contra los miembros del comité.
A su pesar, el programa O Termómetro sigue siendo el medidor más eficaz de la temperatura laboral en la CRTVG. Esta coproducción, que sustituyó a principio de temporada al histórico magazine matinal A Revista, fue el detonante de una huelga contra la externalización de contenidos que cumple su sexta semana con las posturas de dirección y sindicatos cada vez más alejadas.
Como muestra, además de la convocatoria de la manifestación, desde este lunes, los paros parciales de 90 minutos que habían reducido la emisión de O Termómetro a una única hora los lunes, miércoles y viernes se han ampliado en 45 minutos más, lo que ha hecho que el programa haya caído por completo de la parrilla ya en dos ocasiones.
La dirección de la CRTVG –que asegura limitarse a “velar para que se respete el derecho al trabajo que de forma masiva quieren ejercer los trabajadores”– sigue minimizando el seguimiento de la convocatoria y esgrime un “rechazo masivo” del personal al conflicto, ya que “los datos sostenidos” dejan el respaldo “entre un 10% y un 15%”.
Sin embargo, para el comité, en un conflicto tan prolongado –y que, por tanto, provoca una gran pérdida de ingresos a quienes lo secundan–, lo importante no es el seguimiento, sino la rotación que permita celebrar las concentraciones a la puerta de la sede de San Marcos –actos a los que se han sumado personalidades de la cultura, de la política o la propia secretaria de la Federación Europea de Periodistas– al tiempo que se detiene la emisión de O Termómetro; un objetivo que, parcial o totalmente, se ha conseguido en cada jornada de movilización.
El actor Federico Pérez y el escritor Suso de Toro (segundo y tercero por la derecha, respectivamente), apoyan a los trabajadores en una de las concentraciones ante la sede de la CRTVG Los líderes sindicales, mejor de uno en unoLos intentos de acercar posturas, hasta el momento, no han fructificado. La CRTVG insiste en que la decisión de sustituir A Revista –un programa realizado exclusivamente con medios propios durante más de veinte años– por O Termómetro, formato similar pero coproducido –la empresa rechaza que se lo defina como “externalización”– es puramente “organizativa, de producción y estratégica” y “no afecta a los derechos laborales” de la plantilla.
El director xeral de la corporación, Alfonso Sánchez Izquierdo, rechazó la solicitud de reunión que le enviaron los secretarios generales de los tres sindicatos con más representatividad en Galicia –CIG, UGT y CCOO– junto al de la central mayoritaria en los medios públicos –CUT– para “abordar la situación de conflictividad”.
Los cuatro líderes sindicales –en un inédito comunicado conjunto– consideraron que esa negativa demostraba el “nulo talante negociador” de Sánchez Izquierdo ante un conflicto “generado por una gestión empresarial que visa apuntalar la manipulación informativa, la privatización de la producción y el desmantelamiento del servizo público de comunicación audiovisual”.
El rechazo del director xeral fue uno de los motivos alegados por el comité de huelga para “endurecer” el conflicto, aumentando la duración de unos paros que, desde el 1 de diciembre, dejarán de ser en jornadas alternas para convertirse en diarios. Los trabajadores aseguran que Izquierdo había transmitido “en un primer momento” la intención de aceptar la reunión, algo que luego rechazó “por motivos que se desconocen”.
La versión que ofrece la dirección de la CRTVG es distinta y aseguran que es “falso” que el encuentro llegase a estar agendado. Lo que sí se celebraron fueron conversaciones telefónicas individuales entre Sánchez Izquierdo y los cuatro secretarios. Esas charlas “amplias y en un tono cordial” no sirvieron que la corporación moviese ficha. Mantiene que la emisión de O Termómetro “no atañe a cuestiones que afecten de forma directa al personal”, ya que no implica cambios en sus condiciones ni supone “ninguna disminución de efectivos, derechos retributivos o de otra índole”. Ese fue el mismo motivo que alegaron para rechazar la mediación laboral.
En su comunicado, los cuatro secretarios generales disintieron “radicalmente” de ese argumento porque consideran que la privatización de la producción de los contenidos “afecta negativamente al volumen de empleo público” que, durante el mandato de Sánchez Izquierdo sufrió “una reducción muy significativa”, mientras “precariza las condiciones laborales” de los trabajadores.
La ley y la iniciativa legislativa popularLa aparición de O Termómetro fue la gota necesaria para desbordar la olla hirviendo que, desde hace años –este viernes, la plataforma Defende a Galega alcanzará el venres negro número 339–, es la CRTVG. Eternamente acusada de ejercer como brazo mediático de la Xunta y el PP, con sentencias que castigan la represión sobre trabajadores díscolos, un anteproyecto de ley que aumentará el control político sobre la corporación está a punto de entrar en el Parlamento. Un texto que, sobre todo, busca una fórmula para dar el relevo al director xeral, prorrogado en su puesto de forma “provisional” desde 2016 y que ya ha mostrado en varias ocasiones su intención de dejar el cargo. Mientras ese momento llega, tanto Izquierdo, de 75 años, como otros ocho miembros de su cúpula están encausados por el supuesto acoso laboral a una trabajadora de la Radio Galega.
La fórmula utilizada para esquivar la falta de consenso en el nombramiento de su sucesor será rebajarlo de una mayoría cualificada a una absoluta, que es la que posee el PP en la Cámara autonómica. Es el mismo método que empleará RTVE para designar a sus consejeros y que tanto ha criticado el PP en Madrid. De forma paralela, la iniciativa legislativa popular Liberemos a Galega!, impulsada por 40 entidades como respuesta a la nueva ley, se encuentra en pleno proceso de recogida de firmas tras ser admitida a trámite por la Mesa del Parlamento.
Cartel de la campaña del BNG contra la manipulación en la CRTVG en el ensanche de Santiago. Imagen procedente de la cuenta de X de la diputada nacionalista Olalla Rodil @orodil Carta al presidente del ParlamentoY en medio de todos estos frentes, Sánchez Izquierdo dio un paso que la principal fuerza de la oposición, el BNG, considera “extremadamente grave”. Los nacionalistas han puesto en marcha una campaña, a través de redes sociales y anuncios publicitarios en la calle, bajo el lema Contra a manipulación! Queremos TVG e Radio Galega e non TelePP e Radio PP. La respuesta del director xeral fue denunciarla en una carta enviada al presidente del Parlamento de Galicia, el popular Miguel Santalices.
En su misiva, Izquierdo considera “desleal” esta “acción de impacto social”, ya que “puede perturbar el comportamiento” de los gallegos “en su libre ejercicio de elección de los medios de comunicación”. “Los mensajes son juicios de valor que lesionan la operativa de gestión” de la CRTVG “atentando contra sus capacidades de servicio público”, escribe.
La carta marcó la última comparecencia del director general en la Cámara autonómica. Acudía a hablar de los presupuestos de la corporación para 2025, pero el Bloque no estaba dispuesto a dejar pasar este hecho. “¿No se está dando cuenta de las consecuencias que esta carta puede tener y de lo peligrosa que es para un sistema democrático como el nuestro? ¿Quién es usted o el señor Santalices para decirle al BNG qué campañas puede hacer o no?”, inquirió sin disimular su enfado el diputado Iago Suárez. “Después de 16 años al frente de la CRTVG, usted será recordado por esta carta. No le llega con manipular, que ahora también quieren silenciar al BNG”.
Con posterioridad a esa comparecencia –donde Izquierdo afirmó que el movimiento estaba “muy medido y muy pensado”–, y a preguntas de elDiario.es, la CRTVG respondió que no buscaban “contestar” a ningún grupo político, sino que el director xeral se había “visto en la obligación” de dirigirse a Santalices para “informarlo de la existencia de una campaña publicitaria de pago anticompetitiva elaborada por un grupo parlamentario”. Tal y como recordó Suárez, quien pone en marcha la campaña es el partido y no el grupo. Trasladada la cuestión a la Presidencia del Parlamento, una portavoz aseguró que la institución se “limitó” a registrar la carta para que todos los grupos de la cámara tuviesen conocimiento de su existencia.
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