La lluvia en Tenerife sepulta un coche y causa destrozos en las carreteras de la isla

La lluvia ha llegado con fuerza a la isla de Tenerife, donde ha causado varios destrozos en pistas secundarias. Este es el caso de la pista de El Draguillo-Benijo, que ha quedado bloqueada por deslizamientos de tierra y donde incluso se ha quedado sepultado un coche. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha decretado el cierre del acceso a la pista en el macizo de Anaga, debido a estos desprendimientos y la inestabilidad propia del talud. Los desprendimientos no han ocasionado ningún daño personal, y ha sido balizada la zona afectada, aunque los trabajos de acondicionamiento y reapertura de la misma se iniciarán cuando finalice la vigencia de los avisos por lluvias y por tormentas actualmente vigentes. Esta medida preventiva también supondrá un seguimiento de la situación, y se encargarán diversos informes técnicos para evaluar tanto el riesgo de ese talud como las posibles actuaciones necesarias. Los daños se producen dentro del periodo decretado por la Dirección General de Emergencias de Canarias de prealerta por lluvias y tormentas , ya que se prevé precipitaciones repartidas de forma desigual por todo el archipiélago de intensidad débil a moderada. Asimismo, es probable que se registren tormentas, lo que en meteorología hace referencia a su actividad eléctrica (relámpagos, rayos y truenos), que generalmente van acompañadas de rachas de viento fuerte y precipitaciones . El Gobierno de Canarias ha recomendado a la población que extreme las precauciones, sobre todo si se encuentra al aire libre e insiste en seguir los consejos de autoprotección establecidos en estos casos para evitar riesgos, que se revise el estado de desagües y azoteas, y la importancia de circular por carreteras principales o autopistas, evitando el acceso a pistas forestales o carreteras secundarias. En cuanto a las precauciones a tener en cuenta ante las tormentas acompañadas de rayos o relámpagos, es importante cerrar puertas y ventanas en la vivienda, ya que las corrientes de aire pueden atraer los rayos, alejarse de torres, vallas y otras estructuras metálicas, evitando también refugiarse debajo de los árboles.

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