La diferencia entre una persona que es adicta al alcohol y otra que ha logrado llegar al periodo de sobriedad se comprueba a veces en sueños . Durante el periodo inicial de abstinencia tras el reconocimiento del problema y la puesta en marcha de la pertinente terapia, esa persona llega a soñar a menudo con el alcohol... y en sueños se toma la copa. «Cuando llega el periodo de sobriedad, esa copa no llega en sueños a los labios». Es un reflejo de lo sucedido en la realidad con un notable esfuerzo. Así lo cuenta el presidente de la Asociación Cordobesa de Iniciación para la Rehabilitación del Alcoholismo y la Drogodependencia (Acirad), Pepe Fernández. Hoy, 15 de noviembre, se celebra el Día Mundial Sin Alcohol, efeméride instaurada por la Organización Mundial de la Salud para fomentar el uso responsable de esta sustancia y advertir sobre el problema del alcoholismo . Actualmente, en España el 13.5% de la población adulta consume alcohol a diario , siendo en ese punto el segundo de Europa tras Portugal. A su vez, es el quinto país del mundo con una mayor tasa de adicciones. En el caso del alcohol, es el noveno país del mundo en cuanto a litros de bebidas alcohólicas consumidas por habitante, con 10,5 por persona al año. Con respecto al alcoholismo, hay estimaciones que señalas que podría afectar hasta a tres millones de habitantes. El perfil de alcohólico , según la experiencia de la psicóloga de Acirad, Belén Jiménez, es el de un hombre de mediana edad , eso en el momento de reconocer su problema, lo que no quiere decir que no aflorase mucho antes. «Es evidente que es mucho más fácil detectarlo en hombres que en mujeres, por sus patrones de consumo distintos, tradicionalmente las mujeres se han dirigido más hacia los ansiolíticos o antidepresivos, pero los hombres hacia el alcohol, al estar mucho más normalizado y permitirse históricamente que un hombre estuviese en el bar, no una mujer». Como ha indicado Jiménez, dicho reconocimiento llega cuando su ritmo de vida choca contra la estabilización familiar y personal que exige la década de los cuarenta , alejándose, eso sí, la imagen del alcohólico de la que existe en el ideario colectivo, con un determinado aspecto deteriorado: «No es así, cualquier persona puede tener un problema con el alcohol». Es el caso ya comentado del presidente de la asociación, Pepe Fernández, pero también el de Pablo Martínez. Para ambos, la puerta de entrada al alcohol y a un problema posterior fue el habitual mundo del ocio existente en España, donde se sirven cervezas, vinos o copas a adolescentes. Martínez lleva dos años en terapia con la asociación: «Este es un proceso muy duro , hubo un día que me di cuenta de que había perdido totalmente el amor propio, ya vivía solamente para beber », ha reconocido. «Esto empieza desde joven, es una lacra social». Por su parte, Fernández ha rememorado como se hundió hace 21 años. Todo parte, sin embargo, de la juventud: «Yo vivía en un pueblo y con doce o catorce años ya podía entrar a los bares a tomar una cerveza, porque además trabajé de chiquitillo y ya me consideraba un hombre». Durante su vida laboral, pues ahora está jubilada, Charo Naz , fue educadora de equipos de tratamiento familiar, y ahora aporta su experiencia a las terapias de grupo de la asociación. A esas terapias acuden tanto los usuarios como los familiares, pues su apoyo resulta indispensable, hasta tal punto que incluso hay matrimonios que ya están asistiendo para enfrentarse, sin ir más lejos, al problema de un hijo alcohólico que todavía no ha dado el paso a su reconocimiento. Los distintos puntos de vista enfrentados generan, con su suma, una perspectiva más completa. «Al principio la adicción es como alguien que te invita a un palacio con una música maravillosa , y te conviertes en un superhombre o una supermujer; con el paso del tiempo se van apagando las luces ... finalmente te das cuenta de que estás en una cárcel de la que no puedes salir», ha explicado Naz mediante una parábola a la que recurre con asiduidad. Los problemas del alcohol, como comentan estos miembros de Acirad, derivan en disputas familiares , laborales o accidentes de tráfico . La recuperación debe incluir un claro cambio de ambiente: «Tienes que cambiar el ocio y las amistades», ha explicado Pepe Fernández. Por su parte, Pablo Martínez, habla de la importancia de empezar a «socializar con gente sana». El proceso, a veces, requiere de decisiones de mayor calado, pues «hay gente que llega a cambiar de ciudad », como ha precisado la psicóloga, Belén Jiménez. Usuarios y responsables de Acirad insisten en la influencia de la normalización del alcohol en la juventud como puerta de entrada tanto al alcoholismo como a otras adicciones, ya sean cannabis o cocaína, y también al juego, bien en su antigua versión ligada a las tragaperras o a la más moderna centrada en el bingo y los bares de apuestas, «que han contado con un gran lavado de imagen», ha especificado la psicóloga, que añade a la ecuación el precio tan asequible del alcohol, especialmente la cerveza. Entre tanto, asociaciones como Acirad solicitan más ayudas para sus programas o poder mantener un local que mejore el actual de la Cuesta de la Pólvora, además de realizar un constante llamamiento al modo con el que nos relacionamos con el tiempo libre.
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