La nueva alianza para acabar con el control chino de los materiales clave para el futuro

La Unión Europea y otros 14 países se han unido para crear una coalición llamada Minerals Security Partnership MSP (asociación para la seguridad de los minerales). Una nueva red internacional de financiación para apoyar a empresas privadas que trabajan en la producción de minerales esenciales para la industria tecnológica, un sector dominado casi exclusivamente por China.

Pekín controla el 90% de la capacidad mundial de procesamiento de tierras raras y más de la mitad de los minerales de cobalto, níquel y litio que se utilizan para fabricar desde las baterías para vehículos eléctricos a componentes de la industria aeroespacial, la militar, la biomédica.

La nueva coalición está compuesta por la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Canadá, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, la República de Corea, Noruega, Suecia y el Reino Unido. Y su plan para contrarrestar el dominio chino es usar a sus agencias de financiación del desarrollo y de crédito a la exportación para que apoyen a la industria privada especializada en estas preciadas materias primas.

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"Lo que está haciendo China es seguir el manual del monopolista para expulsar a la competencia", explicó José Fernández, Subsecretario de Estado estadounidense para el Crecimiento Económico, en declaraciones recogidas por el Financial Times. Fernández acusó a Pekín de dedicarse a la "sobreproducción y los precios depredadores" para mantener su control sobre el suministro mundial de minerales críticos. "Somos conscientes de que no podemos resolver este problema con un solo país, somos más fuertes juntos".

10 proyectos ya financiados

En una declaración conjunta publicada ayer al margen de la Asamblea General de la ONU, la coalición asegura que la red "reforzará la cooperación y promoverá el intercambio de información y la cofinanciación". El texto enumera 10 proyectos de minerales críticos que ya han recibido el apoyo de la MSP. Y Fernández asegura que hay al menos otros 30 más siendo evaluados en estos momentos.

Según apunta el Times, China se ha adelantado a Occidente en proyectos minerales críticos, beneficiándose de subvenciones, un acceso más fácil a la financiación, una tecnología de procesamiento superior, costes más bajos y unas leyes medioambientales más laxas.

"Eran los únicos; nosotros estamos cambiando eso", afirma Abigail Hunter, directora ejecutiva del SAFE Center for Critical Minerals Strategy, una ONG que se ha asociado con el Departamento de Estado estadounidense para promover la inversión en la cadena de suministro de minerales críticos. Hunter dijo que el objetivo era dar "a los países de renta más baja, en particular, la alternativa a China en materia de financiación".

Para compensar la ventaja de Pekín, el MSP se centrará en cadenas de suministro de minerales y metales más relevantes para las tecnologías de energía limpia, según explicó la coalición en un comunicado anterior. Entre estos materiales figuran el litio, el cobalto, el níquel, el manganeso, el grafito, las tierras raras y el cobre. También, aseguran, tendrán en cuenta el uso de la energía limpia durante todo el proceso, desde la minería, la extracción y la recuperación secundaria, al procesamiento, el refinado y el reciclaje.

Materiales fundamentales para nuestro futuro

Este tipo de materias primas son fundamentales para la fabricación de componentes tecnológicos de industrias que quieren moldear el futuro próximo. Son uno de los componentes clave de los imanes de los molinos de viento, de las baterías de los coches eléctricos o de los combustibles de las centrales nucleares.

Su demanda anual en 2017 llegó hasta 126.000 toneladas a nivel global y se estima que esa cifra puede ser más del doble en 2030. Según Cristina Pozo-Gonzalo, investigadora de la Universidad de Deakin, en Australia, se necesitan hasta 600 kilogramos de este tipo de material para hacer funcionar una sola turbina eólica.

Por otro lado, los fabricantes de coches eléctricos de occidente llevan tiempo intentando reducir al mínimo el uso de metales raros y están buscando materiales alternativos para construir sus baterías. Además de la escasez, quieren evitar problemas con el suministro chino y los vaivenes del precio que se quieran imponer desde Pekín. Sin una solución clara a este problema no sé podrá ampliar la autonomía de los coches eléctricos que ha sido y es el gran talón de Aquiles de esta nueva forma de transporte.

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