La pela es la pela

Estamos acostumbrados ya los andaluces a la visión estereotipada y provinciana en la que nos vemos retratados desde allí arriba. Hay un cierto desdén, probablemente involuntario, en el trato formal más allá de Despeñaperros con el andaluz, al que se le suele asignar la cualidad de simpático, saleroso y demás matices cómicos vinculados al acento, hasta que alguien pronuncia el clásico «qué graciosos sois, qué arte, me encanta cómo habláis» durante una conversación de trabajo. Y no se trata de complejos, porque los de aquí abajo tenemos un currículum cultural histórico que ya quisiera el resto, y aquellos que pretenden presentar la clásica imagen fija del atraso del país, del vago, el señorito, la siesta, la fiesta y la superstición.... Ver Más

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