La revolución de la movilidad eléctrica arranca en Barcelona

Casi tres años han pasado desde que saliera el último coche de la carrer Quatre 126 de la Zona Franca de Barcelona. En algunas de las naves aún se ven restos de sus antiguos inquilinos. Ahora, muchos después los motores en estas factorías ya arrancan y suenan, pero lo hacen de diferente forma. La cartelería ha cambiado, donde antes ponía Nissan ahora se ha cambiado por Silence y Acciona. «Nosotros nos hemos puesto en marcha antes que nuestros competidores», asegura David Prieto, product manager tech leader S04 de Silence (Acciona) . QEV Technologies, Ebro y Goodman, entre otros, son los otros inquilinos del más de medio millón de kilómetros cuadrados que la firma nipona de automóviles tenía desde los años 80 del pasado siglo en el puerto de Barcelona. De las líneas de producción de estas naves han salido los famosos Patrol, los Terrano, los Navara, los Pulsar y, hasta el cierre, los NV200. Ahora se acumulan las Silence S01+, la 01 y el S04, el coche de esta marca . Un cambio de producción y también de modelo de negocio y de movilidad. «Hemos dado un giro total a la factoría», señala Prieto. De aquellos tiempos solo quedan algún cartel olvidado en los exteriores y «unos cien trabajadores que hemos recolocado», explica Miquel Isern, gerente de industrialización de Silence. «No queda ni la suciedad acumulada de tantos años de trabajo en una factoría de coches de combustión», bromean. El lavado de cara es total. «Tenemos, digamos, una zona limpia y una más sucia», destaca Prieto mientras los trabajadores de Silence montan uno de sus nanocar. Pero no es el único cambio, también lo es en la forma de producir los vehículos. «La validación siempre la hacemos con tecnología y unos estándares de calidad y seguridad bien fijados», recalca Isern. Por los casi 40.000 metros cuadrados de nave industrial bajo el sello de Silence circulan coches, alguna moto y también muchos robots que transportan las estructuras de los automóviles por unos lineales pintados en el suelo. «Estos se paran en cada estación y adaptan su altura para que los operarios trabajen de la mejor manera», detalla el product manager del S04. Sobre estas ruedas inteligentes, el chasis del S04 se mueve desde la zona de ensamblaje hasta que sus neumáticos se posan sobre la tierra, pasando hasta por los hornos de pintura. «Todo esto que ves aquí, tecnología de Silicon Valley», bromean los responsables de la factoría. «Es nuestro y se puede ver el talento en España», aclara Prieto. «Intentamos que todos nuestros proveedores sean de la zona», destaca Isern. «Aunque en algunos casos no queda otro remedio y tienes que traerlo de otras partes del mundo», apostilla. En las estaciones donde los operarios trabajan partes del salpicadero y otros elementos llegan desde China. «Tenemos material para estar trabajando durante seis meses sin necesidad de que nuestra cadena de suministro se vea tensionada», asegura el gerente de industrialización de la compañía. Al año de estas instalaciones salen 5.000 coches y 25.000 motos, es decir se montan 12 coches diarios. «Ahora mismo estamos trabajando en un turno», comenta Isern. «No es lo habitual en una factoría, pero tenemos la capacidad de llegar a doblarlo e, incluso, se podría hasta tres turnos», añade. Sin embargo, no está en la hoja de ruta por el momento. El proceso de ensamblaje se hace en ocho fases y «con la estrategia logramos recortar nuestros tiempos de ejecución», añade el dirigente. Así se construye el biplaza de 2,3 metros de largo y 1,3 metros de ancho made in Barcelona. En unos años, el proyecto de Silence culminará con unos nuevos 370 metros cuadrados aún en proceso de adaptación. «Ahí podremos fabricar unas 35.000 baterías al año», avanza Isern. «Son unas instalaciones pioneras en España y en Europa», señala. Con esta tercera pata, Silence quiere asentar su modelo de nueva movilidad basado en el intercambio de baterías para solventar la falta de infraestructuras de carga. Bajo este modelo, los clientes de esta compañía pueden ir a cualquiera de las más de 100 estaciones de la empresa para intercambiar su batería de manera inmediata en una especie de suscripciones que permiten un determinado número de relevos por mes. «El objetivo es alcanzar las 200 estaciones este año», señalan.

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