España maravilla en Dinamarca, ejecuta un fútbol estupendo y se clasifica primera de grupo en la Nations League . Un error de David Raya da emoción en el tramo final, pero el fútbol perteneció a la seleción. El grupo español produce satisfacción a la vista, al gusto, al tacto. Es una alegría para los sentidos, para toda aquella persona con sensibilidad para disfrutar de una manifestación artística como es el fútbol. Da igual el apellido de los protagonistas, si vuelan más alto o menos en sus clubes o, si como en el caso del ausente Rodri, llevan colgado un Balón de Oro al hombro. España, Luis de la Fuente y su cuerpo técnico, han construido una obra maravillosa que interpreta el fútbol con pasión e ingenio. Fútbol que entra por los ojos . En el Parken Stadion de Copenhague hay novedades en la alineación de España. Solo juegan tres titulares en la final de la Eurocopa, Laporte, Cucurella y Dani Olmo. El resto son futbolistas que no son estrellas en sus equipos, que provienen de ligas variopintas y que da lo mismo si se intercambian por los titulares, por otros o por los que vendrán. La selección funciona de todas las maneras, juega bien, se mueve con armonía y gusto, presiona con firmeza en campo adversario, combina con finura y lucidez y siempre termina cada jugada. Pedro Porro y Ayoze , del Tottenham y el Villarreal, provocan amenaza a Dinamarca en una jugada genial. El pase profundo del lateral y el remate de primera al larguero del atacante. Es el aviso inicial de un grupo que se ha asentado en el campo sin dudas, del juego de pies de David Raya a la defensa sin fisuras y centrocampistas que fluyen y no se complican. El gol que estrena el partido es una delicia. Condensa las virtudes de la selección. El robo de Merino cerca del área rival, el pase certero a Ayoze, el recorte de este y el pase atrás para que Oyarzabal recuerde su tanto en la final de la Eurocopa ante Inglaterra. Una maravilla que atemoriza a Dinamarca, cuyo nivel queda por debajo. El primer acto decreta el periodo de abundancia. Es la opulencia del trabajo bien hecho, el caudal del buen gusto, la dedicación defensiva, la solidaridad de grupo. Vuelve a chutar Ayoze, un delantero con movilidad, habilidad y sentido colectivo en la selección. Dani Olmo , un tipo que marca la diferencia con su capacidad para improvisar, tiene el segundo en una volea que se escapa alta. No están Lamine Yamal ni Williams júnior, extremos profundos, sino Oyarzabal y Baena, dos interiores de toque, pero da igual. Los daneses no replican, salvo en una jugada embarullada con lanzamiento alto. España juega de cine. En el segundo periodo la selección afloja el paso, el dominio de la pelota, la posesión invasiva, y Dinamarca aprieta ante el fervor de su público, que aguanta el frío y la fina lluvia a semejanza del norte de España. Los nórdicos enseñan al fin su orgullo competitivo, aunque el fútbol no les alcanza para desafiar de verdad a la selección española. Son pequeñas escaramuzas que comprometen la banda de Pedro Porro, obligan a varios patadones de alivio de los centrales y algún balón sin dueño en la salida desde atrás. Pero el talento es una seña de identidad del equipo y asoma. España actúa esta vez al contragolpe, con más espacios, otro registro del juego que también gobierna. Olmo , siempre vertical, deja solo a Ayoze frente al portero. El delantero del Villarreal, que se encuentra en estado de gracia, atina con la red. Segundo gol y Dinamarca por los suelos. La España dinámica y profunda permite el debut de Marc Casadó, el guía del Barça, por la lesión de Zubimendi. Ayoze tiene el tercero en otro contragolpe asociado a Olmo, pero se recrea en la suerte y el remate picado es una golosina para Schmeichel. Dinamarca quiere llevarse algo a la boca, lo consigue en un error de David Raya , que quiere fintar a Isaksen en un balón comprometido y solo consigue que el balón acabe en gol. Un sobresalto por exceso de confianza del portero que no altera la victoria y el fútbol de la selección española.
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