Y de repente Sergio Ramos. Su sombra es inmortal. Un vídeo corriendo en un viñedo y unas palabras de Guti tras la lesión de Militao abrieron un escenario tan irreal como fantástico. El Real Madrid no contempla la incorporación ni el sevillano olvida la campaña que se hizo desde dentro del club para desacreditarle y no contar la verdad de una negociación en la que le enseñaron la puerta de salida.
A Sergio Ramos le dijo Florentino Pérez que la oferta había caducado. Se sintió ofendido y este disgusto, que todavía le acompaña, no le impide celebrar los éxitos de un equipo en el que se hizo leyenda y manda mensajes de ánimo a Éder Militao. Sergio Ramos está más presente en el vestuario del Real Madrid, en el que conserva muy buenos amigos, que en el palco.
Que se sepa, Sergio Ramos no ha vuelto a ir por el Bernabéu como aficionado. Lo ha hecho para asistir, en julio, al concierto de Karol G con los colegas. Al nuevo estadio no ha sido invitado, en el recinto que tenía la ilusión de acabar su carrera, como reconoció públicamente y se lo dijo en varias ocasiones y en privado a los dirigentes del Real Madrid. Por el Bernabéu van Toni Kroos y hasta Zinédine Zidane a ver los partidos del equipo de Ancelotti. Zizou se fue dos veces con tensiones y tiene butaca en el estadio.
"Me habría gustado despedirme en el Bernabéu", dijo Ramos con dolor y sinceridad el día de su adiós al Real Madrid. La forma en la que salió del club, tras 16 temporadas y 671 partidos, provocaron una ruptura entre el sevillano y el máximo dirigente del club. Heridas que tardan en cicatrizar. No se les ha vuelto a ver juntos, ni un acercamiento o algo que se pueda interpretar como una reconciliación.
Fuerza, Mili
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