La trágica muerte de José Solano es una historia conmovedora del drama que se vivió en la DANA de Valencia de hace 18 días. Pepe, para sus familiares y amigos, era montillano , tenía Alzhéimer y falleció a los 71 años ahogado en su casa de Alfafar ante la imposibilidad de acceder solo a la planta alta de su casa y la brutal impotencia de su esposa, Conchi, de subirlo sola desde la cama en la que estaba postrado desde hacía dos años. Toni Solano es su primo y relata a ABC lo que sucedió esa noche. Lo hace, principalmente, para que la historia de Pepe «y de las muchas personas vulnerables que han muerto en esta situación, no vuelva a repetirse». Lo hace con « rabia » y con « impotencia », nos reitera durante la conversación telefónica, porque «si el aviso de la alarma hubiera llegado diez minutos antes, Pepe se habría salvado ». José Solano nació en Montilla . Su padre, como muchos españoles, tuvo que irse a trabajar a Alemania. Esto fue fundamental para el futuro de su hijo Pepe. La familia regresó un tiempo a Montilla, pero, finalmente, optó por buscarse de las habichuelas en Valencia. Pepe encontró trabajo en Ford cuando abrió su factoría en Valencia gracias, en gran parte, «a su conocimiento del alemán», apunta Toni. Esto le permitió ocupar «un puesto de responsabilidad» hasta su jubilación. Desarrolló su vida en Alfafar junto a su esposa Conchi hasta el último suspiro. No tenía hijos, pero sí contaba con su hermana Mila, que también vive en Alfafar y «aún cuida de la madre de Pepe, que con 90 años sigue viva, también tiene Alzhéimer desde hace más de una década y todavía no sabe lo que le ha pasado a su hijo». Precisamente, «el día de la DANA , la mujer de mi primo salió a tirar la basura y vio que el agua comenzaba a llegar por las calles, a pesar de que allí no llovía». En ese momento, «llamó a la hermana de Pepe para que le ayudara a subirlo a la planta alta de la casa, pero le fue imposible cruzar con el coche un paso subterráneo inundado para llegar a la casa». El desenlace fue muy rápido, cuenta Toni. «En cinco minutos, el agua inundó , con algunos muebles flotando junto a la cama en la que estaba mi primo; su mujer gritaba para que algún vecino le ayudara a subir a Pepe, pero también estaban atrapados en sus casas; aguantó con él hasta que el agua le llegó al cuello, cuando tuvo que subir a la planta para salvarse y ver con impotencia y cómo el agua superaba a su marido». Toni Solano está desolado, como toda la familia. Él también nació en Montilla. Se marchó a Valencia con sólo cuatro años. Ahora es director de un colegio en Castellón y cuenta, con dolor, que al fallecimiento de Pepe han seguidos días muy duros . «Cuando el agua bajó esa madrugada, los vecinos rescataron a su mujer por las ventanas del tejado». Todavía les quedaba drama por delante: «Al día siguiente, unos vecinos confirmaron que estaba en el suelo fallecido, lo subieron a la cama y lo taparon con una sábana ». Sin embargo, «tardaron dos días en llevárselo porque tenía un coche empotrado en su casa que impedía sacarlo». Luego, «lo llegaron a la morgue y tardaron diez días en entregárnoslo». Toni lamenta que «su mujer todavía no ha podido completar el duelo, porque el cementerio de Alfafar y los alrededores no están todavía aptos para estar operativos». Por este motivo, « hasta este domingo no pudimos hacer un acto en un tanatorio de Valencia y lo incineraron, pero todavía estamos esperando para llevarlo a que descanse en un nicho del cementerio». Toni recuerda que «mi primo era muy religioso y le gustaba el flamenco», por lo que «mientras pudo, iba a Montilla , donde creo que se llegó a comprar un piso que mantenía aún». Ahora. reitera que lo sucedido debe servir «para aprender», porque cree el final de su primo «es un drama y una historia más de las muchas personas vulnerables , mayores y niños, que han muerto y se habrían salvado si el aviso hubiera llegado unos minutos antes; fallecieron en sus casas, donde más seguro te sientes; no puede repetirse ».
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