Los abogados de tres de ellos piden su absolución, mientras que en el caso de los otros dos consideran que la pena debe ser por lesiones u homicidio imprudente
La Fiscalía compara con una “manada de lobos” a los acusados del crimen de Samuel: “Todos contra uno”
El juicio por el asesinato de Samuel Luiz el 3 de julio de 2021 en A Coruña ha terminado con los alegatos de los abogados que defienden a los cinco acusados y la última palabra para ellos, de la que todos han hecho uso. Con situaciones diferentes, las estrategias se han separado para cada uno de ellos, pero han coincidido en tratar de desmontar que el ataque fuese equiparable a una manada, como lo califica la fiscala, y en negar que la motivación fuese la homofobia. El crimen prendió en su momento un movimiento de protesta contra las agresiones al colectivo LGTBI, con manifestaciones por toda España, porque lo último que escuchó la víctima antes de empezar a recibir golpes fue: “Deja de grabarme, a ver si te voy a matar, maricón”.
En la última sesión, el abogado de Diego M.M., el acusado que ha reconocido que empezó la paliza mortal, Luis Manuel Salgado, ha cuestionado que la intervención de su defendido fuese la que provocó la muerte de Samuel. Él empezó a golpearlo, algo que calificó de “incuestionable”, pero sostiene que después no lo sigue agrediendo, informa Europa Press. “Esto es lo que debemos analizar y por lo que debemos condenar a Diego, pero no podemos caer en el simplismo de decir que, como Diego golpea a Samuel y muere por una sucesión de golpes, lo mató y lo hizo de manera alevosa”, expuso al jurado. Su defendido, añadió, debe pagar, pero solo “por lo que realmente hizo”. “Vayan a las pruebas”, insistió.
Trató de desmontar que la motivación fuese homófoba: “El motivo por el que le golpea es la confusión con la videollamada y el resto son cuentos chinos”. Y procuró sembrar dudas sobre si la intención era la de matar: “Si alguno de estos niñatos que pegó a Samuel se llega a imaginar que se iba a morir, se cagan por los pantalones y ni Dios toca a Samuel”. También sostuvo que tuvo posibilidad de defensa y se refirió a la intervención de dos migrantes senegaleses que, sin embargo, no pudieron parar totalmente los golpes que lanzaban los agresores.
Para Diego M.M. la Fiscalía mantiene la petición de 25 años de prisión por asesinato con agravante de discriminación por orientación sexual. Su defensa pide homicidio por imprudencia grave y delito de lesiones, por los que solicita dos y un año, respectivamente, y, de no considerarse, homicidio, con una pena de diez años de cárcel. El acusado hizo uso del derecho a tomar la palabra al final para volver a pedir perdón a la familia y trasladar su arrepentimiento: “Si pudiera darle mi vida a Samuel, yo se la daba sin pensar”.
David Freire, el abogado de Alejandro F.G, conocido como Yumba, también ha defendido que el acusado no tenía intención de matar a Samuel. Ha reducido la intervención de su defendido a agarrarlo por el cuello desde atrás durante cinco segundos y a un “forcejeo”. “Si mi defendido interviene en el punto inicial, no es lo mismo que quien pega cuando ya no se tenía en pie”, planteó. Apeló a que el jurado haga un análisis “objetivo” de las pruebas y evite basarse en “emociones”. La Fiscalía pide para este acusado 22 años de cárcel por asesinato, como en el resto de los casos, con ensañamiento y alevosía. Su defensa pide que sea considerado un delito de lesiones o, si no, homicidio imprudente u homicidio. En su última palabra, Alejndro F.G. volvió a disculparse.
Para Kaio A.S.C. es para el acusado para el que se pide la mayor pena: 27 años de prisión porque al asesinato se suma el robo con violencia del móvil de la víctima. Uno de los principales elementos contra él es que un testigo aseguró haberlo visto cargando la pierna para dar una patada y que los policías que revisaron las imágenes consideran que hace ese gesto, aunque no se puede ver cómo termina porque lo tapa una farola. Su abogado, Ramón Sierra, ha tratado también de argumentar que no hay pruebas concluyentes contra su defendido: “Estar no implica una participación”. Y ha cargado contra la interpretación de la Fiscalía de que actuaron como una manada: “No son una manada, ni una jauría, ni unos cazadores de judíos. Eso es demagogia”.
El acusado dijo en su turno que su intención aquella noche era “pasarlo bien un rato” con sus amigos tras trabajar. “Y todo acabó muy mal, pero yo no toqué a Samuel en ningún momento, no me importa lo que opinen”. Y se dirigió a su madre, presente en el juicio, para decirle que él no es un asesino.
En cuanto al robo del móvil, el abogado ha dicho lamentar que Kaio A.S.C. admitiese en el juicio que había vendido en otras ocasiones aparatos robados. Puede ser, dijo, “un chorizo y un tonto”, pero sostuvo que su intervención fue para tratar de parar la agresión. Pide la absolución de su defendido y mantiene solo una condena por un delito contra el patrimonio por el teléfono.
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