Las elecciones de este martes 5 de noviembre representan mucho más que la selección de un nuevo presidente para Estados Unidos . Con el destino de ambas cámaras del Congreso también en juego, el resultado electoral podría redefinir el equilibrio de poder en Washington para los próximos dos años, y afectará la dirección de políticas clave para todo el mundo sobre temas tan diversos como el cambio climático, la economía, la inmigración y los derechos sociales. Las elecciones determinarán la composición del Senado, donde se renueva un tercio de los escaños, y de la Cámara de Representantes, cuyos 435 escaños se someten a renovación completa cada dos años. Las últimas encuestas indican que los republicanos tienen un 90% de probabilidades de retomar el control del Senado y un 52% de mantener su mayoría en la Cámara de Representantes, según una estimación del sitio de análisis FiveThirtyEight. Su composición es importante porque la Cámara de Representantes propone y aprueba la mayoría de presupuestos y leyes de financiación, sirviendo de punto de partida necesario para decisiones de gasto. El Senado, por su parte, revisa, modifica y aprueba esas leyes presupuestarias, además de ratificar tratados y confirmar nombramientos presidenciales cruciales, como los de jueces y altos funcionarios. Ambas cámaras deben llegar siempre a un consenso para que cualquier proyecto se convierta en ley. Hoy, los demócratas controlan el Senado con una ligera mayoría de 51 frente a 49, pero el mapa electoral de 2024 favorece a los republicanos, ya que los demócratas deben defender escaños en varios estados más conservadores. Entre estos destaca Virginia Occidental, donde el senador demócrata Joe Manchin se retira, dejando casi asegurada una victoria republicana, y otros estados como Arizona y Montana, donde los demócratas están en situación de empate. En Arizona, el demócrata Ruben Gallego ha conseguido un fuerte apoyo entre los votantes hispanos, que representan una fracción significativa del electorado. Sin embargo, su oponente republicana, Kari Lake , respaldada por Donald Trump , ha tenido un ascenso constante en las encuestas, convirtiendo esta contienda en una de las más disputadas. La influencia de los votantes hispanos, que se estima representen hasta el 25% del electorado de Arizona, podría ser determinante en estas elecciones. Lake fracasó en su campaña para ser gobernadora de Arizona en 2022, entre falsas denuncias de fraude sobre las elecciones que perdió Trump en 2020 y las suyas propias. Ahora aspira a ser senadora prometiendo no certificar una victoria de Harris si Trump vuelve a denunciar fraude como hizo hace cuatro años. Nevada es otro estado en el que los demócratas se enfrentan a desafíos considerables, ya que la senadora Jacky Rosen busca retener su escaño ante Sam Brown, un veterano de guerra republicano que ha conseguido remontar en las encuestas recientemente. El gasto publicitario de los republicanos ha aumentado significativamente en este estado, donde temas como la inflación y la inmigración son muy relevantes. En la Cámara de Representantes, donde todos los escaños están en juego cada dos años, el resultado podría determinar si los demócratas, actualmente en minoría, logran retomar el control. Esta elección también es la primera desde el caótico proceso en el cual el Partido Republicano destituyó el año pasado a su propio presidente de la Cámara, Kevin McCarthy , sustituyéndole por el actual, Mike Johnson . En las anteriores elecciones, las parciales de 2022, las encuestas vaticinaban una «ola republicana», una contundente victoria conservadora que al final quedó en una exigua mayoría de nueve escaños. Como en las elecciones de 2016, las encuestas fracasaron estrepitosamente, lo que ahora da ánimos a los demócratas. Estos están centrados ahora en recuperar distritos en estados como California y Nueva York, donde los republicanos lograron avances en los últimos ciclos electorales. Hakeem Jeffries , líder de los demócratas en la Cámara, ha movilizado muchos recursos en un esfuerzo por recuperar estos escaños. Uno de los aspectos destacados de esta campaña ha sido el alto nivel de gasto publicitario. Se estima que se han invertido cerca de 2.500 millones de dólares en las contiendas por el Senado y casi 1.000 millones en las de la Cámara de Representantes. Esta cifra récord subraya la importancia de esta elección para ambos partidos y el esfuerzo por movilizar a sus bases en todo el país. Según las encuestas, los votantes están particularmente preocupados por la economía, el precio de la sanidad privada y el aborto, temas que han dominado la campaña de ambos partidos. Los demócratas, conscientes del desgaste en torno a la inflación y la crisis en la frontera, han intentado defender los logros de la administración de Biden y Harris en materia económica y de infraestructura, ocultando lo demás. Esta es también la primera elección presidencial desde el asalto al Capitolio en enero de 2021 , unos disturbios que siguen dividiendo a los votantes y poniendo en riesgo la seguridad y la estabilidad del proceso electoral. Desde entonces, se han registrado cientos de casos de violencia política en todo el país, y muchos de los republicanos que votaron en contra de certificar los resultados de las elecciones de 2020 están ahora buscando la reelección. Algunos estados han activado sus fuerzas de la Guardia Nacional para garantizar la seguridad en los centros de votación y proteger la infraestructura electoral. En Washington, la capital, más de 3.000 agentes de policía trabajarán turnos extendidos para responder a cualquier situación de emergencia.
abc.es