Las instituciones académicas aprenden a asimilar la irrupción de la IA

La Inteligencia Artificial está transformando muchas facetas de la educación superior, lo que se traduce en que los centros han de incorporar nuevas formas de enseñanza a su catálogo, al tiempo que los estudiantes han de adquirir nuevas habilidades. Pero, ¿Impacta de la misma manera la IA en la formación online? ¿Cómo se está adaptando a la Inteligencia Artificial y cómo influye esta tecnología en el diseño y metodologías de los grados y masteres a distancia? Julián Roa, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud y la Educación de Udima, explica que la IA está siendo determinante en la planificación de nuevos títulos de máster: «En estos momentos estamos trabajando en un nuevo título que se centrará exclusivamente en las aplicaciones de la IA en la Educación -explica-. Dicho esto, en la mayoría de los títulos se están incorporando actividades de reflexión y prueba para que los futuros docentes adquieran las competencias profesionales necesarias para un correcto uso y manejo de la IA». «En los primeros meses de aparición de la IA surgió la preocupación por el impacto que podría tener en el aprendizaje de los estudiantes – explican Sonia Arranz, de la unidad de Formación Online, y Andoni Eguíluz, coordinador de Inteligencia Artificial de la Universidad de Deusto-. La universidad fue rápidamente consciente de este nuevo reto y creamos equipos interdisciplinares que trabajan desde entonces en diferentes líneas (innovación, formación a toda la comunidad universitaria, estrategias y documentos institucionales, etc.). Por ejemplo, este año todos los programas de las asignaturas incluyen de forma explícita si el docente permite o no el uso de la IA y en qué condiciones». Lucía Andaluz, directora del departamento de Programas on line de la Facultad de Economía, Empresa RRII y Comunicación de la Universidad Europea, coindice al explicar que la IA ha transformado de manera notable el diseño de los títulos en línea: «Como docente universitario, he observado cómo la IA puede enriquecer nuestros currículos, haciéndolos más dinámicos y relevantes. Gracias a su capacidad para analizar patrones de aprendizaje y comportamientos, ahora podemos ofrecer experiencias educativas que no solo sean más atractivas, sino también alineadas con las demandas del mundo laboral actual». Desde la Universidad San Pabo CEU, y dentro de los másters on line, Emiliano Blasco Doñamayor, vicerrector de Planificación Estratégica y Cultural Digital identifica tres área en los que la IA ha impactados significativamente: tutoría, la evaluación y la personalización del aprendizaje: «La IA permite el análisis en tiempo real de los datos de los estudiantes, lo que ayuda a identificar patrones de aprendizaje y adaptar los contenidos y recursos de forma individualizada. En nuestra universidad estamos implementando sistemas de acompañamiento que complementen la tutela directa entre profesor y alumno, con la gestión de datos que mejore las labores de asesoramiento personalizado de los tutores y coordinadores de los distintos programas. Esto puede mejorar significativamente el rendimiento de los estudiantes, quienes reciben retroalimentación específica y ajustes en su plan de estudio de acuerdo con sus necesidades y progresos. Si esta adaptación y personalización es útil en el contexto de la educación universitaria, resulta especialmente valiosa en entornos de educación a distancia, donde los alumnos suelen desarrollar más actividades autónomas y en las que el contacto con el profesor y la comunidad de aprendizaje es menos directo». Dentro de este ámbito de la personalización, Julián Roa, desde Udima, señala la gran variedad de actividades disponibles para los estudiantes. «Una de las más interesantes es enseñar y evaluar en los estudiantes su capacidad de llevar a cabo ingeniería de 'prompts'. Es muy interesante ver cómo los estudiantes se están enfrentando a estas tareas y aunque es un poco pronto para hablar de beneficios contrastados la recepción y la valoración en las encuestas está siendo muy positiva», explica. Por otro lado, la IA facilita el acceso a tecnologías como los simuladores o los entornos inmersivos, que pueden replicar experiencias prácticas necesarias para ciertas disciplinas. En la Universidad CEU San Pablo, por ejemplo, se están desarrollando herramientas de aprendizaje basadas en la IA para entrenar a los futuros profesionales de titulaciones como Farmacia, Magisterio o Medicina, generando avatares virtuales que permitan al estudiante interactuar con un 'paciente' o 'alumno' en simulaciones profesionalizantes. Estas prácticas de campo virtualizadas permiten complementar la docencia reglada y dotan a los profesionales en formación de herramientas para continuar su aprendizaje incluso fuera del aula. Pero, a pesar de las grandes oportunidades, no todo es sencillo en la transición hacia la integración de la IA en la educación a distancia. «Como institución, enfrentamos varios desafíos, como la necesidad de adaptar nuestras plataformas tecnológicas y garantizar la privacidad de los datos de nuestros estudiantes», explica Lucía Andaluz. Y es que la implementación de la IA en la formación online conlleva riesgos importantes, especialmente en lo que respecta a la vigilancia y la evaluación. «En un entorno no presencial, donde la interacción física es limitada, los mecanismos tradicionales para prevenir el fraude académico pierden eficacia. Las universidades debemos tomar las riendas de la situación y promover y propagar una cultura digital basada en la integridad académica, la transparencia y la ética en el uso de las herramientas de IA, sobre todo de IA generativa», explica Emiliano Blasco Doñamayor que añade que la publicación del «Manual de buenas prácticas e integridad académica en el uso de la IA» ha servido como apoyo fundamental en este ámbito para toda la comunidad universitaria del CEU. De esta manera, los profesores tienen recursos para detectar casos en los que pudiera haber algún tipo de fraude y los alumnos tienen el respaldo de la Universidad para utilizar estas herramientas, siempre que se haga correctamente, de forma transparente y con rigor académico. «Los principales desafíos son los éticos y se debe trabajar abiertamente en el reconocimiento de la autoría y en la honestidad académica -explica Julián Roa, desde Udima-. Lo más importante en este sentido es llegar a acuerdos en los claustros sobre los límites y las actividades para las que se permite el uso de la IA. Es también un gran reto pero que requiere mucha investigación demostrar los efectos en el aprendizaje y los posibles beneficios y perjuicios. En este sentido se han iniciado varias tesis doctorales en el último curso que están centrada en estos aspectos pero que aún no han producido resultados. Como con cualquier tecnología emergente es muy importante fomentar el debate en los claustros y alcanzar decisiones colegiadas. Actualmente ya disponemos de un código de buenas prácticas y esperamos tener resultados de investigación pronto». Velar por la interacción profesor alumno se hace especialmente importante en este contexto. Tal y como explica Lucía Andaluz, de la Universidad Europea, «es fundamental recordar que, a pesar de los avances tecnológicos, la interacción humana sigue siendo esencial en el proceso educativo. La conexión entre estudiantes y profesores es lo que realmente enriquece el aprendizaje- explica-. Tenemos que saber aprovechar todas las posibilidades que la IA nos ofrece, pero también ser conscientes de la responsabilidad que tenemos de equilibrar la tecnología con la atención personalizada, asegurando que la calidad de la educación y los valores éticos se mantengan. La formación de nuestros estudiantes no solo debe prepararlos para utilizar la IA, sino también para ser pensadores críticos que puedan transitar en un mundo cada vez más influenciado por la tecnología». Emiliano Blasco Doñamayor señala también que «la implementación de la IA debe estar acompañada de medidas que garanticen los principios de calidad educativa, ética académica y protección de datos. Y, por otro lado, debemos luchar por un sistema de gestión de los cambios en los títulos, en coordinación con las diversas administraciones, que sea ágil para garantizar que los títulos ofertados sean actuales, vigentes y competitivos, revirtiendo en el beneficio de los alumnos y, en definitiva, del sistema educativo español. Solo entonces la IA podrá contribuir de manera efectiva a la transformación de la educación superior».

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