Con militares y bomberos trabajando a destajo en varios rincones de Benetúser para liberar y limpiar calles, negocios y garajes, Laura admite casi con pudor que ella ha sido una afortunada, que le ha tocado la lotería. Su bar, situado apenas a tres calles del ayuntamiento, amaneció el día después de las inundaciones cubierto por lodo por encima del tobillo, pero con solo dos electrodomésticos, un frigorífico y un lavavajillas, estropeados. Un milagro. Así que, después de varios días limpiando, Laura subió ayer la persiana de su negocio por primera vez. Y no solo para servir de forma altruista comida a los voluntarios, que llevan haciéndolo varias jornadas, sino también para dar de comer y beber a sus clientes habituales.... Ver Más
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