Dar voz a los que pasaron desapercibidos es una de las características que definen el trabajo de Laura Hojman (Sevilla, 1981). Agustín Gómez Arcos, fue un dramaturgo y novelista almeriense que ante la censura de la dictadura franquista durante los sesenta, decidió trasladarse a Francia, dónde comenzó una nueva etapa como artista. Su exilio francés, le dio el reconocimiento que su país olvidó darle y que Hojman ahora reconoce en este documental, estrenado en la noche del sábado, en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Titulado 'El último hombre', haciendo referencia al último español exiliado por su arte, ha sido recomendado por críticos como uno de los filmes imprescindibles de este festival, incluso el alcalde admitía en la gala inaugural que era la película que más ganas tenía de ver. Mostrando la pasión y entrega total que dedica a sus proyectos, Laura Hojman se citó en privado con algunos medios en la terraza del Hotel NH Plaza de Armas, a los que recibía con una sonrisa de oreja a oreja tras la rueda de prensa de su nuevo documental un par de horas antes. -Agustín Gómez Arcos es un escritor más contemporáneo que el resto que han protagonizado sus documentales. ¿Qué es lo que le cautivó de su historia? -No lo conocía hace hace unos tres años, cuando una compañera andaluza que vivía en el momento en París me habla de Agustín. Leí 'El cordero carnívoro ' y quede fascinada. En ese momento acababa de estrenar 'Los días azules, estaba con el guion de María Lejárraga; no pretendía hacer nada más sobre autores. Había tantos temas en él que me interesaban y están siempre presentes en mis documentales: esas voces que son silenciadas y quedan excluidas de la historia, que no son los héroes pero que a la vez creo que tienen mucho que contarnos sobre nosotros mismos como país y aportar a nuestros propios días. En Agustín Gómez Arcos hay también una historia sobre el país y esos relatos construidos a partir de muchos silencios y ausencias. No podía resistirme a conocer más sobre él. -Es una figura que puede resultar desconocida para muchos, ¿qué supone para usted saber que va a ser quien lo «de a conocer»? -Eso es de las cosas que me parecen mágicas del cine y de la cultura en general. Tener ese poder de devolverle la existencia a alguien que ha estado olvidado y que ahora pase a formar parte de nuestro relato, me parece casi un superpoder. Hay gente que me está diciendo que se está comprando los libros de Gómez Arcos y es algo que me llena de emoción. -¿Y por qué es este el momento de contar su historia? -Él me encontró a mi. Vi que era el momento tanto como por reivindicarlo, como por el mensaje tan actual que tiene, que es la esperanza. A pesar de ser su obra y su vida muy dura, siempre hay una salida luminosa y vital. Creo que es algo que en estos tiempos difíciles, necesitamos ese canto a la esperanza. -¿Cómo ha sido que una personalidad de la talla de Almodóvar, sabiendo además su conexión con el protagonista, haya participado en su proyecto? -Desde el principio sabía que habían sido amigos y que él había querido llevar alguna de sus obras al cine, incluso en la película 'Dolor y gloria', el personaje de Antonio Banderas aparece leyendo un libro de Agustín. Cuando lo contactamos, no dudó en decirnos que sí. Fue una experiencia fantástica, porque a parte de ser conocidos, Almodóvar se siente admirador de Gómez Arcos y comparten muchos aspectos de su vida en común; ambos de un pueblo pequeño, homosexuales, en un tiempo y sociedad que no los aceptaba. Siempre busco que en mis documentales, más que quienes participen sean personas expertas, quiero que tengan una conexión emocional con la historia. Eso es al final lo que hace que el espectador conecte también con la película. -¿Qué significa para usted estrenar el documental en el Festival de Cine de Sevilla? -Es muy emocionante. No sólo porque soy sevillana, sino porque este festival me cambió la vida. Mi relación con el cine empezó en este festival. De casualidad hace casi veinte años trabajé de relaciones públicas en el festival y me picó el gusanillo de este mundo. Nunca había estrenado un trabajo mío en el festival y hacerlo en la sección oficial, ha sido un sueño. En este festival también presenta su película otra sevillana como es Paz Vega. ¿Qué piensa sobre el papel de las cineastas andaluzas? Todavía hay mucho prejuicio por el cine andaluz que ya es hora de quitar. Hay una industria fuerte y potente que cuenta historias hechas desde aquí, que pueden estar en las secciones importantes de los festivales. Es un papel difícil, aunque parece que cada vez vamos abriendo camino, pero todavía hay muchas dificultades. El ser andaluz, es una de ellas; trabajar, como es mi caso, desde una productora independiente en el que nos empeñamos en seguir aquí en Sevilla y el ser mujer en una industria tan masculinizada queriendo hacer las cosas diferentes, no te lo ponen fácil. Pero es importante que sigamos ahí y no dejarnos llevar por la desesperanza, se pueden hacer las cosas desde otros puntos y dando voz a otras historias. -¿Qué siente al ver que con la exposición de los hermanos Machado, su aclamado documental 'Los días azules', esté viviendo su resurgir? -Estuve el otro día en la inauguración y me emocioné muchísimo, ya que hay dos fragmentos que forman parte de la exposición. Es un documental tan especial para mí; algo que empezó como un proyecto tan pequeño y ver donde ha llegado, cómo ha calado en la gente, es una satisfacción impresionante como directora. Es un orgullo verlo en esta exposición, ya era hora de que en esta ciudad se hiciera algo dedicado a los hermanos Machado. -Para terminar, ¿algún otro proyecto en mente? ¿Será también sobre algún otro escritor que no haya obtenido el reconocimiento que merecía como Gómez Arias o María Lejárraga? -Con 'Un hombre libre' se cierra un ciclo que no solo tiene que ver con la literatura; también con la memoria, la cultura como generadora de contrarrelatos y la mirada a estas voces silenciadas. Tengo un proyecto de ficción entre manos; me apetece hacer otras cosas, explorar desde otros lugares. Nunca dejaré el documental porque me encanta. Pero desde luego que el interés por esas historias ocultas, aunque sea desde la ficción, siempre me van a interesar.
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