Llevo un mes usando este reloj de Google. Debería haber hecho más caso a sus advertencias

A la tercera va la vencida. O al menos, eso parece que ha ocurrido con el reloj de Google, el Pixel Watch 3. El pasado mes de agosto apareció junto a los Pixel 9, que se han consagrado como uno de los grandes candidatos a teléfono Android de año. Este smartwatch ha arreglado algunos de los errores que deslucían sus anteriores propuestas, como puede ser el tamaño de la pantalla, los marcos y una autonomía que se quedaba bastante corta y obligaba a cargarlo religiosamente antes de irse a dormir. La primera impresión que tuvimos al verlo en la presentación en Mountain View, es que siempre tenía que haber sido así.

Después de un mes usándolo, la sensación que tengo es la de que tenía haber prestado más atención y hacer más caso a algunas de las advertencias que me ha dado estas semanas. ¿Por qué? No hay que olvidar que el reloj de Google es fruto de que la compañía fagocitase, talonario mediante, a Fitbit. Por tanto, siempre va a tener un importante foco en el bienestar y la actividad física. Una de las grandes novedades de estos Pixel Watch es la carga cardiovascular objetivo. Es un indicador que va calculando cada jornada para que sepas cuál es el punto idóneo de entrenamiento que deberías plantearte ese día para que no entrenes de menos y sigas quemando etapas y mejorando o que entrenes de más y pinches antes de tiempo o no completes la sesión.

He de confesar que desde el principio me generó muchísimas dudas en un primer momento. ¿Qué me va a decir un reloj a mí si ese día debería cambiar la clase de crossfit mañanera por una sesión de movilidad ligerita y más que suficiente? Pues me tuve que dar un puntito en la boca. Tres veces me avisó de que era buen día para andar con calma. Tres veces que no le hice caso y pinché. Más adelante entraremos en esos aspectos, pero antes de eso un breve repaso a las novedades físicas del Pixel Watch de tercera generación.

Cambios sutiles pero acertados

Aunque a simple vista pueda parecer el mismo reloj no lo es. Son cambios sutiles pero muy acertados. Mantiene el espíritu de sus dos anteriores ediciones, pero ahora viene en dos tamaños: el de 41 mm que había hasta ahora y un nuevo formato de 45 mm.

Utilicé durante varios meses el Pixel Watch 2 y lo cierto, a pesar de que no tengo una muñeca excesivamente grande, lo cierto es que se veía algo pequeño. Esa sensación ha desaparecido por completo con el nuevo tamaño que he estado utilizando estas semanas. Una cosa, si vienes de alguna generación anterior de producto, no podrás reutilizar tus viejas correas si optas por la versión grande.

Otro detalle es que los marcos se han reducido. Un 16% en el modelo más compacto, que es donde hay cifras para comparar. Lo cierto es que la imagen se siente mucho menos encajonada y permite jugar con tamaños de letra mayores o ver más información de un vistazo. Es un cambio que puede parecer simbólico, pero son de esas cosas que a la larga se agradecen y mejoran la experiencia a diario. Si uno ha sido usuario del Pixel Watch de primera generación o de segunda y da el salto al modelo de 45 mm se encontrará con un 40% de espacio para leer notificaciones, gestionarlas o contestar mensajes.

Foto: Reuters/M. Obergozo.

El tercer cambio subrayable tiene que ver con la pantalla, concretamente con el brillo. Ha aumentado sus capacidades hasta los 2000 nits de brillo. Eso es el doble de lo que ofrecía la anterior generación y uno de los grandes avances si lo quieres para hacer deporte en exterior. Este extra de luminosidad se agradece cuando uno está corriendo al aire libre y quiere ver sus métricas en un segundo o cuando uno quiere ver una notificación bajo el sol. En el otro extremo, el brillo mínimo puede reducirse hasta un solo 1 nit y así molestar menos en entornos oscuros, como puede ser un cine, sin tener que renunciar a la pantalla siempre activa.

El panel también avanza en tasa de refresco al aumentar desde los 30Hz hasta los 60Hz. Google parece haberle cogido el gusto a esto de hacer pantallas como ha demostrado en sus teléfonos, ya que tanto los Pixel 8 Pro como los Pixel 9 Pro tienen paneles de una calidad superior. Es cierto que hay otros relojes con pantallas mejores o más brillantes, pero son modelos como el Apple Watch Ultra o el Galaxy Watch Ultra, de una categoría y un precio superior.

Fin a su talón de Aquiles

La decisión de estirar el Pixel Watch 3 hasta los 45 milímetros ha tenido un efecto colateral clave. A mayor tamaño, manteniendo grosor, más espacio para colocar una batería mayor. Y la sorpresa ha sido mayúscula, porque en más de una ocasión, durante el mes de prueba, me he encontrado que no he necesitado cargar el reloj hasta el final de la segunda jornada. Es decir, que he conseguido hasta 38 horas de autonomía, incluyendo entrenamientos y la actividad normal.

Es cierto que cuando he utilizado el GPS para monitorizar carreras, eso ha supuesto pegar un pequeño mordisco a esta estadística de tres o cuatro horas, pero el salto es notable desde la anterior edición. El modelo más contenido sigue ofreciendo 24 horas de autonomía, que pueden estirarse hasta las 36 si se usa desde el primer minuto el ahorro de batería. Lo bueno es que esta función no supone renunciar a las mediciones de salud o de entrenamiento.

Vista del Pixel 3 de 45 MM. (M. McLoughlin)

Cuando he hecho este experimento con el modelo de 45mm he podido pasar dos jornadas laborales enteras, unas 48 horas, sin tener la necesidad de enchufarlo en ningún momento. Que hayan logrado esto se debe a una macedonia de decisiones correctas, que van desde una mejor pantalla o que se active el modo de descanso automáticamente cada noche.

Llegado a este punto, es inevitable hablar de la carga rápida. En una hora aproximadamente se puede pasar de cero a cien cuando el tanque de gasolina está llegando a su fin. Es decir, que lo puedes cargar cuando llegas a casa y preparas la cena y ves una serie antes de ir a dormir para no renunciar a que mida la calidad de tu sueño. Sobre las tripas, hay poco que comentar. Mi sorpresa con la eficiencia del modelo superior ha sido mayúscula, entre otras cosas, porque en realidad ambos modelos vuelven a montar el procesador que montaba el Pixel Watch de segunda generación, que es el Qualcomm W5100. Cuenta con 32 GB de almacenamiento, 2GB de RAM, NFC, Wifi 6, Bluetooth 5.3 y tecnología Ultra Wide Band.

Su papel como reloj inteligente

El sistema operativo que gobierna este teléfono es Wear OS 5, que ya asomó la patita en los Galaxy Watch. ¿Qué cosas interesantes encontrarás? Ahora se puede utilizar Google Maps sin conexión, lo que supone un avance después de su inclusión hace un año. Hay una mejor integración el ecosistema de Android y ahora una nueva aplicación para gestionar los aparatos conectados de tu casa. Además de poder apagar, encender o programar lo que tengas dado de alta en tu cuenta, también podrás consultar de un vistazo y rápidamente las cámaras o timbre conectado. Particularmente, me ha sido muy útil cuando me iba a dormir (trato de dejar el móvil fuera del dormitorio por la noche) y me daba cuenta de que me había dejado alguna lámpara encendida en el salón.

Si se cuenta con un Google TV, el reloj puede hacer las veces de mando remoto. Si se tiene un Pixel, se puede activar la grabadora y que al terminarla aparezca en mi teléfono. La guinda sería que, al igual que ocurre en el teléfono, la transcripción en texto también se produjera de forma automáticamente. Los smartwatches en general y este en particular se sostienen sobre esa idea de ser una extensión del teléfono móvil pero también una manera de ayudarnos en nuestro día a a día monitorizando nuestra actividad física, nuestro reposo, así como ayudándonos a controlar nuestras sesiones de ejercicio y tener un control de nuestro desempeño.

El Pixel Watch 2 ya venía repleto de sensores y ahora se repiten. Monitor óptico de frecuencia cardiaca (ahora todavía más preciso, según la compañía), sensor de electrocardiogramas, sensor de oxígeno en sangre, sensor de temperatura en la piel, sensor de luminosidad, giroscopio, barómetro y el sensor cEDA, que ya vimos en las Fitbit Sense y que sirve para captar reacciones que ocurren en nuestro cuerpo cuando tenemos ciertas situaciones de estrés.

Lo cierto es que es curioso ver como el Pixel Watch me ha alertado de signos de excitación o nerviosismo cuando estaba con algunas personas que me ponen un poco nervioso y me ha invitado a reflexionar sobre lo que ha ocurrido y a hacer una sesión de respiración guiada. Un apunte: el Pixel 3 será capaz de detectar cuando perdamos el pulso y avisar a los servicios de emergencias, igual que ocurre con las caídas. Eso sí, esta función no

He comparado el rendimiento del Pixel Watch 3 con el de un Apple Watch Ultra de segunda generación y un Apple Watch Series 9 y las métricas han salido muy similares en lo que se refiere a frecuencia cardiaca. En la parte de sueño sí que ha habido algunas diferencias más notables, especialmente a la hora de contabilizar el sueño profundo y el sueño REM. Pero la fotografía esencial era la misma. Mi descanso, aunque duermo una media de 7 horas y media diarias, mayoritariamente se basa en sueño ligero. Esto es un recordatorio de que los relojes inteligentes no deben tomarse como algo esculpido en piedra, sino que debe utilizarse como una referencia o una guía.

Un entrenador con más olfato de lo que pensaba

A la hora de entrenar, una de las cosas que me gustan de los dispositivos que han creado Google y Fitbit es que incluye multitud de modalidad deportiva para registrar. La interfaz es bastante agradable porque de un solo vistazo puedes entender el tiempo que llevas entrenando, el tiempo que has pasado en esa frecuencia cardiaca (gracias a la escala de colores) y los minutos en zona activa que vas acumulando. Esto último es una especie de objetivo que Fitbit incluyó en esas aplicaciones para motivar a la gente a aumentar su actividad física. No es lo mismo un minuto andando a buen ritmo, que uno bailando que uno haciendo carrera o levantando pesas, así que la suma muchas veces no va a coincidir con el tiempo real que pasas entrenando. Pero nuevamente este indicador puede ser útil para controlar tu actividad física y ponerte metas que seas capaz de medir.

Pero estas cosas ya las teníamos hasta ahora. Las novedades son otras. Por ejemplo, el índice de recuperación diaria (que se elabora teniendo en cuenta tu frecuencia cardiaca, tu descanso y otros parámetros) ya no es una función de pago y está disponible para todo los usuarios. A esto se une la nueva métrica de carga cardiovascular, que te pone objetivos en función de tu rendimiento y actividad física de las últimas semanas. La pega es que no puedes utilizarla desde el primer día, sino que necesita 14 días para poder calibrarse correctamente.

El nuevo Pixel Watch 3. (Getty/Justin Sullivan)

Como decía, personalmente, no confiaba yo mucho en la eficacia de este sistema y me acabé tragando esa primera impresión. Ambas métricas se entregan en un resumen matutino. La primera vez que el Pixel Watch 3 me avisó de que debía tomármelo con calma, le ignoré por completo. Decía que llevaba dos días intensos de entrenamiento y que mantuviese un perfil bajo.

Aunque no tuviese esa sensación al salir de casa camino a la sesión de crossfit que hago todos los días antes de ir a trabajar, no tardé en pinchar y tener que regular los pesos y el ritmo del entrenamiento, aunque eso supusiese cumplir los objetivos del WOD. Me ocurrió dos veces más. Y ahí se me cayó la venda de los ojos y comprobé que Google ha conseguido saber antes que yo si me va a entrar una pájara ese día si mantengo el ritmo normal de entrenamiento. También ha pasado al revés. Que la aplicación me ha sugerido una carga cardiovascular alta, he sido más conservador y al finalizar la sesión tenía la sensación de que podía haber dado un plus.

Vista de la función de carga cardiovascular en la app de Fitbit. (M. McLoughlin)

La otra gran novedad en este apartado, es toda una suite pensada para aquellos que sean runners amateurs. No hablamos de gente que sigue una programación dictada al dedillo por un entrenador personal. Ha sido mi caso. La prueba del Pixel 3 coincidió con la vuelta a la rutina y uno de los objetivos que me puse es el de correr más y complementar así el trabajo de fuerza, principalmente, que hago en crossfit. Una de las cosas que más me ha gustado es que las métricas se entienden perfectamente y el desempeño de la carrera también. No solo me muestra valores como el ritmo por minuto o la frecuencia cardiaca por tramo sino que me indica el tiempo de contacto con el suelo, la longitud de la zancada o la oscilación vertical durante la carrera y me explica cómo mejorarla y cómo eso me va a ayudar a mejorar la carrera.

Esos registros se irán acumulando durante los primeros días y servirán para entrenamientos de carrera personalizados que se generan por inteligencia artificial a diario. Tienen en cuenta nuestro nivel y nos ofrece entrenamientos por tramos e intensidad. Una forma bastante útil de empezar o mejorar en esto del running.

Todo esto creo que hace del Pixel Watch 3 una propuesta mucho más redonda que su predecesor. Ha trabajado y avanzado en todos sus puntos flacos. El año pasado, solo me atrevía a recomendar el Pixel Watch 2 a los más entusiastas de la marca, siendo consciente que harían de tripas corazón y permitir concesiones. En este caso, es uno de los mejores relojes inteligentes Android que se pueden encontrar a día de hoy y puede competir de tú a tú con Samsung y sus Galaxy Watch, que han sido la gran referencia del mercado. Eso sí, al igual que pasa con sus teléfonos, aquí ha habido una pequeña subida de precio que merma en parte su atractivo. El modelo de 45 milímetros, el grande, sale a precio de Apple Watch 10 pequeño (42MM). Es decir, 449 euros. El de 41, a 399. La compañía regala 50 euros de crédito en su tienda. Cabe decir que los dispositivos de Google suelen ser carne de ofertas en fechas como el Black Friday, así que si no te corre prisa, puedes esperar e intentar conseguir más barato.

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