Lolita Flores imagina el día de su muerte y desvela la lista de cosas con las que quiere ser enterrada: «100 euros, un martillo...»

Condecorada con un Latin Grammy a la Excelencia Musical por toda su trayectoria, que recogerá en un par de días, Lolita Flores se sentaba en el sofá del 'Late Xou' de Marc Giró esta semana para conversar con el presentador acerca del que es uno de los momentos más especiales de su vida. En plena gira de Poncia, su monólogo en el que se pone en la piel de la criada de Bernarda Alba justo cuando esta está en el duelo por la muerte de su hija, y con todas las entradas agotadas con ampliación incluso de más fechas, Marc visitó a la actriz en una de sus funciones y le hizo prometer que visitaría su programa. Desmintiendo los rumores que le diagnostican una enfermedad, Lolita cumplía su palabra y antes de poner rumbo a su homenaje en Miami se encontraba como amigos con Giró y las anécdotas surgieron solas. Lo que llevaba siendo una incógnita durante décadas, Lolita terminaba de zanjarlo señalando que ella hacía poco tiempo que se había enterado. En 1977, Lola Flores interrumpía su actuación en el programa '¡Esta noche, fiesta!, para solicitar al público que le devolviesen el pendiente que se le había caído entre el público del 'Florida Park'. Hasta el momento, el caso permanecía sin esclarecer hasta que Lolita ha desvelado por fin el destino que corrió la joya y la casualidad que unió a la familia. Como contó, la hija de la señora que encontró el pendiente es Sonsóles Martín Garea , la madre de su yerno, pareja de Elena Furiase . Este episodio del pasado no ha sido el único que sorprendía al público de su entrevista. En otro momento de la misma, Lolita se atrevía incluso a pensar en el momento de su muerte, aunque ella se encuentra perfectamente. «Tenía perdida la ilusión por la música, y este galardón me la ha devuelto, y confieso que me siento orgullosa de lo que he conseguido en mis cincuenta años de carrera. Y a mi edad puedo presumir de que tengo una genética estupenda», decía en una entrevista para 'La Razón' con motivo de su galardón. Su buen físico no le han impedido imaginarse a ella en un futuro dentro de un ataúd, desvelando una desconocida fobia de la cantante y la delirante lista de cosas que exigiría tener dentro de su tumba el día que fallezca. En solo unos minutos, la actriz se abría como nunca y se sinceraba sobre un complicado miedo que enfrenta. Conversando sobre su muerte, Giró le preguntaba en broma si a Lolita le daba miedo ser enterrada viva. «No, que me entierren viva no, porque si estoy viva ¿cómo me van a enterrar?. Me da pánico que yo me despierte una vez que me hayan enterrado», reconocía la cantante su temor conocido como tafofobia, que es el miedo irracional a ser enterrado vivo como consecuencia de haber sido erróneamente dado por muerto. Sin embargo, y después de asegurar que le provocaba incomodidad hablar del tema, Lolita ha desglosado toda una lista de peticiones que querría le acompañasen dentro del ataúd en el que temería despertarse viva. «Que me metan en la caja: la bata de cola, 100 euros, la llave del mausoleo, un martillo para poder quitar la tapa, una escalerita para bajar, un teléfono móvil, cargado por lo menos para 72 horas, un blíster de Orfidal para relajarme...», enumeraba añadiendo a la lista también algunas prendas de ropa que se adecúen a la estación del año en que fallezca. «Se lo he dicho a mi hija, a todos mis hermanos, a todos los españoles. ¡Ah! Y una botella de agua para tomarme el Orfidal», recordaba en el último momento. Este momento que estallaba las risas del público, recuerda también al protagonizado por su madre Lola Flores en una de sus entrevistas. En 1978, 'La Faraona' reconoció a Lauren Postigo cómo quería que fuese su entierro y su funeral. Reticente a hablar en un principio, la artista terminaba abriéndose sobre el día de su partida. «Mira me gustaría morirme en Madrid, una tierra a la que yo adoro, y que me enterraran, aunque soy jerezana por los cuatro costados, en Sevilla. El día que me muera, porque me tengo que morir, como todo el mundo, me gustaría que me sacaran todo lo que tengo por dentro y me dejaran tal como estoy; con mi carita, mis manos, mis brazos... embalsamada. Y, después de embalsamarme, que me llevaran al al teatro de mis éxitos, el Calderón. Que me pusieran allí muchos días para que los mariquitas, que me quieren mucho, pudieran despedirse de mí. Después que me lleven a Sevilla con una orquesta grande detrás tocando La Zarzamora», declaró Lola Flores en un momento que se quedó marcado en la historia.

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