Un silencio sepulcral recorre el barrio de la estación de Medinaceli. A primera hora de la tarde los furgones de la Guardia Civil han desembarcado con más de un centenar de agentes en la villa del arco romano . Han tomado posiciones y controlan que nadie se soliviante. Los agentes esperan la llegada de los animalistas de Madrid mientras que algunos vecinos del pueblo comentan la situación en el bar Carlos Mary. «¿Tú has visto la que han liado?, expresa Ángel Corrupio ante el despliegue policial. Acto seguido asegura que la supresión de la fiesta se ha realizado con artimañas judiciales y tanto Pacma como la autoridad judicial han jugado con los plazos para que el Ayuntamiento y la Junta no tuviera tiempo de respuesta y se suprimiera al menos este año la celebración con medidas «cautelarísimas». Corrupio, natural de Zamora pero residente en Medinaceli, afirma que él no es ni taurino ni antitaurino pero respeta la tradición: «El Toro Jubilo debería perdurar por su valor histórico y patrimonial», concluye. Un grupo de vecinas que toman café también expresan su malestar. Creen que los animalistas han venido «a provocar», ya que no tenía ningún sentido venir a manifestarse cuando se ha suprimido la fiesta. ¿Por qué no van a por los correbous?, alude uno de ellos que prefiere guardar el anonimato pero recalca que Pacma se ceba con las fiestas de la Comunidad autónoma «más débil políticamente» de España. Antes de que las campanas de la iglesia tocaran las 18.00 horas alrededor de 70 simpatizantes de Pacma se concentran en la plaza del Ayuntamiento. Los guardias con buenas palabras impiden a la gente del pueblo que pasen por el lugar para evitar disturbios y enfrentamientos. Muchos portan altavoces y nada más entrar en el pueblo vociferan sus soflamas: «Aquí estamos, nosotros no matamos», «toreros taurinos os quedan cuatro vinos», «Toro Jubilo te hemos salvado», «taurino cómprate un libro», «este es el comienzo de la abolición»... La presidenta de Guadalajara Antitaurina, Mamen Montaño, se ha desplazado hasta Medinaceli villa para dejarlo claro: «Ayudamos a Medinaceli a defender a los toros, a los bueyes y los caballos que son utilizados en la tauramaquia. Ellos seguirán y nosotros también. No vamos a parar hasta acabar con la tortura. Incluimos San Fermín y San Juan , porque utilizan a los animales para divertirse y los maltratan», reivindica. En la plaza del Ayuntamiento unos 70 activistas se manifiestan por «los derechos de los animales. A 50 metros el vecino de la villa, José Luis Lozano, se da un paseo por la orilla de la carretera con su bastón. Recuerda como en una ocasión utilizaron el mismo Toro Jubilo durante cinco años . Vivió en la dehesa de la villa y se sabía hasta el camino donde se celebraba el rito. «Hace 50 años a estos-refiriéndose a los animalistas- los del pueblos se los hubieran comido. Fíjate lo que sufría el toro que hubo una vez que estuvo cinco años en el pueblo y se utilizó para cinco ritos. Qué tontadas preparan», expresa resignado. El secretario del Partido Animalista, Javier Sanabria, reconoció que hoy era un día festivo para los activistas, ya que normalmente se manifiestan cuando se tortura al animal y en esta ocasión lo hacen porque se ha logrado que no se le maltrate. Sin embargo, la lucha prosigue porque la prohibición es puntual, es decir, que todavía falta de manifestarse al respecto de la supresión total del festejo el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. «Nos seguiremos manifestando hasta que un juez dictamine una sentencia en firme a favor nuestra y contraria a la celebración del Toro de Jubilo», recalca para que esta resolución puede sentar jurisprudencia para el resto de celebraciones taurinas con similares características. Asimismo, reconoce que Pacma eligió el Toro Jubilo porque era «simbólico» y para que el resto de localidades con toros embolados sepan que «se les acabó la fiesta». «Hoy protagonizamos una manifestación festiva porque uno de nuestros objetivos está conseguido. Venimos a Soria con una sonrisa super amplía». Por su parte, la coordinadora de Pacma Madrid, Asunción Estévez, significa que se ha conseguido parar el Toro Jubilo al igual que se hizo el Toro de la Vega en Tordesillas (Valladolid) y manifiesta su alegría por la decisión del juez que esta semana tomó las medidas cautelares y determinó que que ninguna tradición está por encima el bienestar de un animal. «Debemos estar con los tiempos en los que se vive. La mayoría de la gente está en contra de la tauromaquía que se mantiene de las subvenciones públicas. La tauromaquía cuesta dinero de todos nosotros. Muchos vecinos de Medinaceli están en contra y no dan su opinión. Hay otras personas que les gusta actividades crueles y no por eso el Estado las debe permitir», indica. Estévez considera que se debe prohibir todas las actividades que lleven como añadido que se diviertan con un animal y e sto incluye no permitir que entren menores en las escuelas de tauromaquia. «También vamos en contra de los encierros. El Toro de la Vega es cruel y el de Jubilo también», afirma para agregar que se ha demostrado judicialmente que la ordenanza municipal que regía la fiesta era ilegal y que el animal sufre aunque no muera. «Solo hay que ver los videos del Toro Jubilo porque les prenden fuego a los cuernos y luego lo embarran. Creo que nos debemos poner en su lugar y esto supera cualquier argumentar en contra», destaca. Tradición El rito del Toro Jubilo consiste en que los mozos enmaronan al toro en un poste y lo cubren de barro desde la patas a la testuz. Tras ello, colocan en su cornamenta un asta metálica (gamella) sobre la que port dos grandes bolas de fuego que arden durante buena parte del festejo. Los mozos tientan al toro hasta que las bolas se apagan, momento en el que se da por finalizado el festejo. El Toro Jubilo de Medinaceli coincide siempre con el día anterior a la festividad religiosa en honor de San Arcadio, Eutiquiano, Pascasio, Paulino y Probo, mártires, cuyas reliquias, tal y como cuenta la tradición, fueron llevadas desde África a la villa medinense sobre un toro que portaba teas encendidas en sus cuernos. Estos espectáculos de toro de fuego, muy frecuentes en el valle del Ebro y del Jalón (Aragón, Navarra y Valencia) consisten, básicamente, en atar al toro a un poste; sujetarle un armazón, denominado gamella; colocar en las astas unas bolas impregnadas con líquido inflamable (azufre, aguarrás y estopa) y prenderlas fuego. El toro es embadurnado con barro como medida de protección. Tras esto, los mozos tientan al morlaco en el improvisado coso. Documentada desde hace siglos en el Archivo de los Duques de Medinaceli, la primera cita de esta fiesta data del 29 de septiembre de 1559, fecha en que fue testigo del rito, desde el balcón central del Palacio Ducal, el rey Felipe II y su tercera esposa Isabel de Valois, con la que acababa de contraer matrimonio. También, están documentadas otras dos celebraciones el 3 de agosto de 1568 y el 29 de mayo de 1598, pues el Toro Jubilo se festejaba por entonces varias veces al año para disfrute de ilustres personajes.
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