Los caciques de Rufián

La paradoja se disfrazó la semana pasada de diputado catalán, que a diario, desde un púlpito pagado por todos los españoles, trabaja por separarse del Estado que le da de comer. Es la grandeza de la democracia donde conviven antagónicos con los que alguna vez se puede llegar a estar de acuerdo. Y a mi me ocurrió hace unos días con Gabriel Rufián, si bien con algunos matices. El hijo de inmigrantes andaluces se refirió al retraso que sufre Andalucía con respecto a otras comunidades y lo vinculó a «40 años de caciquismo». Fue su manera, y a su estilo, de negar que la brecha económica que sufren los del sur con respecto a los del norte, sea responsabilidad de... Ver Más

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