Los científicos advierten: cuestionar a la AEMET, como ha hecho Feijóo, nos pone a todos en peligro

Los especialistas avisan de los riesgos de minar la credibilidad de los servicios meteorológicos en un momento de crisis climática, cuando estos eventos extremos serán más frecuentes y graves

Los datos de AEMET desmienten a Feijóo: la primera alerta se envió a las 7:36 del martes

Apuntar con el dedo acusador a los científicos es una peligrosa moda a la que llevan abonados la derecha y la extrema derecha desde los tiempos de la pandemia de coronavirus. Hacerlo tras una tragedia como la producida por la DANA de Valencia, y en un contexto de crisis climática, es una grave irresponsabilidad que nos pone a todos en peligro, según los expertos en meteorología. 

“Nadie puede tomar decisiones en función de una información que puede ser exacta, que puede ser inexacta, que puede ser mejorable”, dijo este jueves el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un intento de excusar al presidente valenciano, Carlos Mazón, y tras señalar explícitamente a “organismos con competencia exclusiva del Gobierno central”, en referencia a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). En la misma línea, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, pidió a la agencia meteorológica que “afinara” sus pronósticos tras el aviso de DANA en el centro de la península en 2023.  

“Hacen que la población desconfíe”

“La actuación de la AEMET en la DANA ha sido impecable”, asegura Francisco J. Tapiador, catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). “Cuestionar el trabajo de sus profesionales para lo único que sirve es para que la población desconfíe de las alertas futuras y del trabajo de los meteorólogos. Eso, como se ha visto, acaba en desgracias personales”. 

“Criticar a AEMET y a los meteorólogos después de una tragedia mayúscula no solo es una gran torpeza, denota una falta de conocimiento preocupante cuando las críticas provienen de personas cuyo cometido es la gestión de situaciones meteorológicas de riesgo”, añade José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored.

Criticar a AEMET y a los meteorólogos después de una tragedia mayúscula no solo es una gran torpeza, denota una falta de conocimiento preocupante

José Miguel Viñas — Meteorólogo de Meteored.

“A los políticos, sean del signo que sean, les interesa desviar sus responsabilidades últimas, y este problema lo vamos a tener siempre mientras no se revise de arriba a abajo todo el sistema de alertas”, sostiene Francisco Martín León, meteorólogo y coordinador de RAM (Revista del Aficionado de la Meteorología). “En mis 36 años de experiencia, la cadena de responsabilidades se rompe siempre por el eslabón débil: el político de turno aprovecha las grietas que da la predicción, que nunca va a ser exacta, para eludir sus responsabilidades”.

Un intento de señalar a otros

La propia AEMET lanzaba un comunicado este jueves, en el que explicaba que sus sistemas de observación y seguimiento permiten hacer predicciones, “pero son las autoridades competentes en materia de protección civil las responsables [...] de emitir los avisos que correspondan y de adoptar las medidas de protección más adecuadas”. 

La nota responde a una campaña de críticas a la agencia para intentar tapar la verdadera cronología de los avisos y la forma en que las autoridades políticas decidieron obviar esa información. “En nuestros avisos siempre tienen que tenerse en cuenta que existen incertidumbres, pero en esta ocasión ya teníamos avisos especiales desde el domingo”, explica su portavoz, Rubén del Campo, a elDiario.es. “Señalar a los servicios meteorológicos no ayuda”. 

En esta ocasión ya teníamos avisos especiales desde el domingo. Señalar a los servicios meteorológicos no ayuda

Rubén del Campo — Portavoz de la AEMET

“La activación del aviso rojo a primera hora de la mañana del martes debería haber activado instantáneamente la alerta roja de protección civil y en ese momento haber saltado el aviso a los móviles de los ciudadanos”, insiste José Miguel Viñas. “Si no se actúa con esa agilidad se desaprovecha el valor de la predicción (con sus limitaciones, que hay que asumir) y se pierden unas horas críticas claves para salvar vidas. No existe el riesgo cero, pero se evitarían tragedias tan dramáticas como la ocurrida en Valencia”.

“Lo que hacen los meteorólogos es trasladar esas probabilidades en alertas. Es lo mejor que se puede hacer con la ciencia disponible”, sentencia Tejedor. “Lo que hay que hacer es tomarse en serio las alertas rojas de AEMET, que significan quedarse en casa, proteger los vehículos, y subir a una cota alta si se está en una zona inundable. Todo lo demás es confundir a la población.” “La formación de la DANA catastrófica fue bien prevista con una antelación de varios días y AEMET cumplió su función alertando en cada momento con el nivel de peligro”, asegura el catedrático de geografía física de la Universidad de Barcelona (UB), Javier Martín-Vide. “Confiemos en nuestros meteorólogos”.

Jugando con las cifras

Una de las críticas más repetidas es que la AEMET predijo que la DANA dejaría 180 litros por metro cuadrado y en algunas zonas acabaron cayendo 600 litros, una falacia destinada a confundir, según los expertos. “Llevo 25 años dedicado al estudio de la precipitación con satélites y modelos de predicción, y soy catedrático de Física”, afirma Tejedor. “Es imposible predecir con precisión si pasado mañana a las 12 van a ser 200 o 500 litros, o si el máximo va a ser en Valencia o Alicante”. 

“Nuestras predicciones por supuesto que son mejorables, porque siempre va a existir incertidumbre en un sistema caótico”, admite Rubén del Campo. “En concreto, las DANAS son difíciles porque una pequeña variación te cambia mucho la zona donde va a llover, y las cantidades exactas son impredecibles a día de hoy”.

“Eso no lo puede predecir nadie, ni aquí ni en ningún sitio”, insiste Tejedor. “Pero es que no es necesario: una alerta roja de AEMET significa que es muy probable que haya precipitaciones catastróficas en una zona amplia durante las próximas horas. Eso es lo máximo que se puede decir, y fue lo que se dijo. La alerta de AEMET estaba basada en la mejor ciencia disponible. Pedir otra cosa es no tener ni idea ni de meteorología ni de física”.

La alerta de AEMET estaba basada en la mejor ciencia disponible. Pedir otra cosa es no tener ni idea ni de meteorología ni de física

Francisco J. Tapiador — Catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM)

“Los modelos tienen limitaciones para cuantificar con exactitud cuánto lloverá y en qué zonas concretas, a pesar de lo cual desde el lunes ya se apuntaba que la zona cero estaría en la provincia de Valencia”, observa José Miguel Viñas. “Ya en ese momento se tenían que haber activado protocolos de prevención, limitando los desplazamientos por carretera y la actividad escolar y laboral en trabajos no esenciales”.

Quién asume la impopularidad

“Tratan de llamar la atención sobre ese umbral de lluvias y no al verdadero problema, que está en que no se ha sabido interpretar bien el aviso”, asegura Martín León. En su opinión, la clave es que la forma en que está montado el sistema de emergencias que deja la decisión final —la de interrumpir la vida de las personas por precaución y para evitar males mayores— en manos de políticos que no quieren asumir la impopularidad de que alguna vez no se cumplan las previsiones. “Mientras no optimicemos este sistema y al final de la escala haya un político —asegura—, esto seguirá pasando”.

Para Rubén del Campo, todos tenemos que hacer una reflexión para evitar que esto vuelva a pasar en el futuro y que se interiorice que un aviso rojo supone un peligro importante y que nuestra vida se va a ver afectada. “En un contexto de crisis climática, se está constatando que las tormentas más fuertes son más fuertes, así que tenemos que ser conscientes de que la situación puede ser más extrema todavía de lo previsto”, señala. “Si un aviso rojo es grave, pensemos que puede ser más grave de lo que estamos prediciendo.

En otras palabras, ponernos en ese modo mental por defecto e inculcarlo, si es necesario, desde los colegios. “Y sobre todo —recalca el portavoz de AEMET— asumir esta cuestión con serenidad y sin tirarnos los trastos a la cabeza”.

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