Imagínese que llega un día al trabajo. Su jefe esta esperando en la puerta a usted y al resto de compañeros. Tranquilamente les informa que deben dejar los móviles encima de sus mesas y alejarse de cualquier dispositivo electrónico. Hoy no va a ser una jornada cualquiera en la oficina. Y de repente, aparecen compañeros suyos para poner patas arriba los despachos en busca de pruebas de que allí se han estado cometiendo delitos. Algunos temen lo peor; otros no salen de su asombro. Varios colegas de profesión acaban esa mañana esposados, camino de los calabozos y con sus carreras profesionales al borde del precipicio. La mancha en el uniforme será difícil que salga aunque se demuestre lo contrario. Con... Ver Más
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