La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Riber a , está en la rampa de salida. Falta un último empujón para su desembarco definitivo en Bruselas, y su legado genera gran división. La relación con el sector ha oscilado entre el amor y el odio. La también vicepresidenta se ha enfrentado a las grandes compañías en materia impositiva, mientras que ha tenido una frenética agenda verde para impulsar la descarbonización. Ha sido inflexible con la vida útil de la energía nuclear; mientras que el impulso renovable ha sido el correcto —y así lo han aplaudido—, pero con menos ritmo del esperado. El próximo responsable del área energética del Gobierno se enfrenta a importantes retos. ABC ha tomado el pulso del... Ver Más
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