Este miércoles tendrá lugar uno de los mejores partidos que se pueden ver en Europa: PSG y Atlético de Madrid se medirán en el Parque de los Príncipes en un choque de elevadas necesidades. Ahora mismo, los dos equipos están muy lejos del lugar del que se le presupone en la Champions y, si quieren seguir vivos en la competición, están obligados a reaccionar de manera inmediata. Este partido marca el ecuador de la fase de grupos y un tropiezo puede ser definitivo.
El formato de la Champions obliga a que, si un equipo quiere meterse en octavos, no pueda permitirse más de un despiste. Pero el PSG y el Atlético ya acumulan varios tropiezos, lo que hace que el partido sea casi una final. Con cuatro y tres puntos, respectivamente, deben de pelear por evitar que se les escape el tren de los ocho primeros, que clasifican directamente a octavos. Pero, además, una derrota podría hacer que queden lejos del vigesimocuarto puesto, que da acceso al playoff.
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Son dos equipos que se han reforzado de manera importante este verano con un mismo objetivo: tratar de levantar la primera Champions de su historia. Sin duda, es la gran mácula de los dos equipos, que han alcanzado la gran final del torneo sin ser capaces de sumar el gran título del fútbol europeo en sus vitrinas. Es la gran misión de PSG y Atlético que, año tras año, tratan de pelear por el entorchado europeo... y, de momento, mucho deben de mejorar esta temporada para lograrlo.
Por eso, el enfrentamiento entre el equipo de Luis Enrique y del Cholo Simeone toma más importancia si cabe. No solo por el propio morbo que tiene un partido entre dos de los grandes equipos del panorama europeo, sino porque ambos se están jugando la vida en la Champions. El que sea capaz de ganar, habrá dado un paso adelante y, además, infligirá al otro un golpe que puede ser decisivo. Europa pende de un hilo y muchas opciones se juegan en los siguientes noventa minutos.
Pero, por si faltara el morbo que de por sí ya hay sobre el césped, Luis Enrique destapó el tarro de las esencias en la rueda de prensa previa al enfrentamiento: el técnico asturiano reconoció que aquellos rumores que le situaron en el Atlético de Madrid en 2011 fueron ciertos, que hubo una oferta en firme y que lo único que impidió que el exseleccionador español recalará en el conjunto rojiblanco fue que, cuando se iniciaron los contactos, ya se había comprometido a entrenar a la Roma.
"Sí, es cierto que el Atlético de Madrid intentó ficharme, pero ya le había dado el ok a otro club. Simplemente, era cuestión de no romper mi palabra", afirmaba el técnico. Y, a continuación, no dudó en alabar a su homólogo argentino: "Tuvieron suerte de encontrar a Simeone, porque seguramente no habría estado ni la mitad de los años y no tendría esa energía. El Atlético encontró en el Cholo el mejor entrenador que pudo tener, así que tuvo suerte la afición del Atlético", confirmaba.
Ha pasado más de una década de aquella oportunidad de Luis Enrique de fichar por el Atlético y, desde entonces, el conjunto colchonero sigue peleando por levantar su primera Champions. Con Simeone ha llegado dos veces a la final, ambas perdidas ante el Real Madrid, por lo que se ha convertido en un objetivo marcado en rojo: de ahí el importante desembolso llevado a cabo este verano pero, en caso de no ganar al PSG, las opciones empiezan a reducirse de manera ostensible.
Pese a ello, Luis Enrique cree que el partido ante el Atlético no será definitivo y que aún queda mucho margen de maniobra por delante: "Si cualquiera de los dos equipos pierde, pero gana los cuatro restantes, se clasificará entre los 24. No es un partido decisivo", afirmaba el asturiano. Pero la verdad es que es una final que agota el margen de maniobra en Champions: uno de los mejores partidos de Europa ya es una final. Y los dos equipos, aunque intentan quitarse presión, lo saben.
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