Tener diabetes obligaba, hasta hace poco, a sus pacientes a pasarse el día pendientes de sus niveles de glucosa, pinchándose en el dedo para medir sus índices con una gota de sangre. La tecnología llegó para aliviar la situación y proporcionarles una mejor calidad de vida. La Consejería de Sanidad ha facilitado ya en lo que va de año más de 440.000 sensores de medición electrónica de glucosa. Los aparatos se entregan de forma gratuita a quienes cumplen con determinados criterios clínicos, y luego se les hace un seguimiento desde Atención Primaria. Esto le ha supuesto al Gobierno regional una inversión de 20 millones de euros este año en estos dispositivos. Pero a los usuarios que los han recibido les han liberado de la pesada carga de los pinchazos, y ahora pueden vigilar sus niveles de glucemia desde el móvil. Además, está comprobado que el uso de estos aparatos, además de permitir la regulación de la insulina de forma más cómoda, también reduce las visitas a las urgencias y las hospitalizaciones por complicaciones crónicas. Los aparatos permiten la medición electrónica del nivel de glucosa aen sangre de los pacientes diabéticos, y traslada de forma automática los resultados a los facultativos responsables de su monitorización. Los aparatos se ofrecen a personas que están afectadas por esta enfermedad endocrina, que es la de mayor incidencia en la población, cuando se cumplen determinados criterios clínicos. Estos dispositivos comenzaron entregándose en el ámbito hospitalario en 2020, y sólo para aquellas personas que padecían diabetes tipo 1, insulinodependientes. El año pasado, se pasó ya a entregárselo también a los pacientes con diabetes tipo 2, a través de los centros de salud. Funcionan así: un pequeño filamento se inserta en la piel de forma subcutánea, y controla de forma continua, 24 horas al día y 365 días al año, el nivel de glucosa intersticial. Los datos obtenidos así también se pueden ver en el teléfono móvil, ordenador o reloj inteligente del beneficiario. Con esta información, los médicos pueden ajustar la medicación de una manera más precisa, por lo que es idóneo para quienes tienen un tratamiento muy complejo, que precisan múltiples dosis y al menos seis mediciones diarias mediante un pinchazo en el dedo. Además, estos dispositivos pueden programarse para emitir alarmas por niveles altos o bajos de glucosa. Este sistema permite regular la insulina de una manera más cómoda y se traduce en menos visitas a urgencias y hospitalizaciones por complicaciones crónicas. No obstante, la consejera de Sanidad, Fátima Matute, recordaba que es importante adoptar «un estilo de vida saludable, que puede prevenir o retrasar el desarrollo de la diabetes en un 80 por ciento de los casos». Por eso, aconseja a la población una dieta rica en frutas y verduras, reducir la ingesta de grasas, evitar las bebidas azucaradas, realizar ejercicio de forma regular, mantener un peso adecuado y no fumar. «Y también insisto en la importancia de que las personas sanas, a partir de los 40 años, se hagan controles en su centro de salud cada cuatro años».
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