Manuel García, historiador y cronista de Rute: «El anís es una bebida popular, social y solidaria»

Los amantes del anís de Rute tienen la oportunidad de conocer el papel y la trayectoria que ha jugado esta bebida a lo largo del tiempo en el municipio de la Subbética. Y pueden hacerlo gracias al libro ' Historia del anís de Rute ' que ha publicado Fuente Clara Ediciones obra de Manuel García y que se presentó el viernes en librería Luque de Córdoba. El propio autor, que tiene varias publicaciones sobre la historia local, nos desvela algunas de las claves que han hecho posible la publicación. -¿Cómo surgió la idea de publicar esta obra? -Surgió de un compromiso que yo tenía con el pueblo de Rute y con las empresas que han trabajado en este sector a lo largo de los años. Soy dueño de una imprenta que heredé de mi padre y desde el siglo XIX las destilerías y empresas de anís nos han ayudado a mantener el negocio con sus continuos encargos. Con la guerra se instauraron los conocidos cupos del papel y las firmas de anís esperaban a que tuviéramos el papel suficiente para hacernos sus encargos. -¿Qué tipo de encargos realizaban estas empresas? Cuando mi padre murió tenía yo dieciocho años y había en Rute unas 34 fábricas de aguardiente de las que hoy sólo quedan cuatro. Y anteriormente llegó a haber hasta un centenar de firmas. Para su comercialización no había camiones y se dependía del despacho auxiliar de ferrocarril que había en Rute. Cada botella necesitaba una etiqueta y un albarán. Y esos productos salían todos de nuestra imprenta lo que afianzó unos lazos de colaboración que perduraron en el tiempo. -El anís ha sido importante a lo largo de la historia ¿no? -Desde siempre. Hay referencias a los gastos en esta bebida en las cuentas del Gran Capitán que lo suministraba a los soldados cuando había una batalla. Desde el siglo XVII hay constancia de su fabricación en Rute. Además en la literatura española hay continuas referencias al anís Rute en obras literarias de Valle Inclán, Camilo José Cela o Rafael Alberti. Incluso pintores como Picasso no fueron ajenos a la popularidad de esta bebida. -¿Hay algún hilo conductor en la obra que ha visto la luz ahora? Sin duda el propio anís. Los nombres de destilerías antiguas que desaparecieron. También los nombres de personas que han estado muy vinculadas a este sector desempeñando labores como quemadores o comerciales. Hay que recordar que los comerciales de las empresas jugaron un papel muy importante porque se dejaban su vida en los mostradores para promocionar sus marcas. -¿Hay documentación suficiente para adquirir información de esta industria? -Yo he tenido que consultar en torno a trescientos documentos y muchas fotografías antiguas que me han permitido acercarme no sólo a los fabricantes sino también a los trabajadores de los alambiques de Rute. -Un sector que dio empleo a muchas personas de la localidad ¿no es así? -Sí. Había cabida para hombres y mujeres. A lo largo del siglo XX muchas mujeres trabajando embotellando a mano porque todo se hacía de manera artesanal. La economía de Rute dependía en buena medida del aguardiente y de las industrias auxiliares que fueron surgiendo a su alrededor como los talleres de revestimiento de garrafas con varetas de olivo. -Hemos hablado de las etiquetas tan curiosas que presentaban las botellas de anis… Se trataba de unas etiquetas con unos colores muy llamativos. Totalmente diferentes a las que presentaban las botellas de vino que siempre se caracterizaron por unos colores mucho más prudentes. Además con unas referencias continuas a la tauromaquia y unas formas vanguardistas que fueron del agrado de la mayoría de la población. -Es cierto que había una relación intensa entre anís y toreros -Yo creo que se usaban mutuamente. A la industria del anís le venía bien usar la imagen de un torero y a los toreros les beneficiaba esta promoción que se hacía desde las botellas que tanta repercusión tenían. Hay que destacar que los toreros nunca cobraron por el uso de su imagen. Se popularizaron de una manera extraordinaria tanto en los bares como en las casas particulares. -¿Cómo podríamos definir a esta bebida tan extendida? Claramente es una bebida popular, social y solidaria. Una bebida para madrugadores. Nunca ha tenido distinción de clases y ha estado al alcance de todo el mundo. Además presenta distintas variedades como el conocido «ligao» y otras variantes de bebidas que se están comercializando ahora. -Rute ha vivido ligada al aguardiente y el anís pero también ha sabido reinventarse… -Se ha reinventado varias veces. Últimamente ligando su nombre con la Navidad y especialidades como los dulces y el chocolate que casan a la perfección con el anís. Y también se reinventó a finales del siglo XIX cuando llegó la plaga de la filoxera que arrasó los campos de viñedos y le hizo volcarse aún más hacia la industria del aguardiente. Lo cierto es que ha sabido mantener su nombre íntimamente conectado a esta industria proyectándose al exterior.

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