Marzal, un Lamborghini verdaderamente único

Hablamos de un único ejemplar, ya que se trata de un prototipo. Pero vamos paso a paso con esta historia que arranca en marzo de 1967, en el Salón del Automóvil de Ginebra. Y, tras el Salón de Gineba, el Marzal rodó por las calles de Mónaco el 7 de mayo de 1967, con motivo del Gran Permio: el Príncipe Rainiero lo condujo por el circuito junto con la Princesa Grace «Un diseño Bertone tan fresco que todo lo demás parece anticuado», decía el comentario inicial de la revista británica Road & Track en su artículo de julio de 1967 sobre el impresionante Lamborghini Marzal. El P200 Marzal era el resultado de una estrecha colaboración entre Bertone y Lamborghini. De hecho, era la materialización de una ambición común compartida por Nuccio Bertone y Ferruccio Lamborghini: dar a luz a un auténtico GT con cuatro verdaderas plazas (nada de las angostas traseras de un 2+2…) que ofreciera altas prestaciones y redefiniera el propio concepto de gran turismo. El chasis se basó en el de un Miura, con una distancia entre ejes ampliada en 120 mm para dar cabida a esos dos pasajeros adicionales. Como la longitud total seguía siendo relativamente compacta, Marcello Gandini optó por utilizar un par de puertas largas de ala de gaviota en lugar de un diseño restringido de cuatro puertas. Esto le permitió colocar grandes ventanas que, combinadas con un techo de cristal ligeramente ahumado, ayudaron a crear una sensación de gran amplitud en el interior del habitáculo. Bertone ayudó a diseñar el sistema de aire acondicionado, absolutamente necesario debido a una superficie de cristal tan grande, que totalizó 4,5 metros cuadrados y fue suministrado por la empresa belga Glaverbel. Por cierto, a Ferruccio Lamborghini este sistema de puertas no le gustó. Y aún menos las ventanillas inferiores montadas por debajo de la línea de cintura que «no ofrecerían privacidad: las piernas de una dama quedarían a la vista de todos». Para soportar el peso de esas pesadas puertas de ala de gaviota cuando estaban abiertas, había un par de largos resortes transversales en la parte trasera del compartimiento del motor, operados por un sistema de polea y eje que hacía uso, en parte, de elementos de la columna de dirección ingeniosamente «reciclados». La cubierta trasera del motor de una sola pieza estaba abisagrada en la parte inferior trasera y, a pesar de todo el vidrio empleado en el habitáculo, no había luneta trasera, reemplazada por un panel hecho de listones de aluminio remachados entre sí. El conjunto permitía la visibilidad trasera, así como la circulación del aire para ayudar a la refrigeración del motor. Las ruedas de magnesio Campagnolo del Marzal, eran una auténtica obra maestra en sí mismas, donde la forma de los agujeros era una continuación del diseño hexagonal que se veía en el interior y en las lamas de la ventana trasera. El afinado morro presentaba seis faros Marchal de yodo, probablemente los más pequeños disponibles en ese momento, que encajaban entre el borde del capó y el innovador parachoques de goma negra. La carrocería estaba hecha de acero, con el enorme capó delantero fabricado en aluminio, para ahorrar peso y, presumiblemente, para levantar con más facilidad. Aunque los proyectos anteriores de Gandini para Bertone (Miura, Montreal, Fiat Dino Coupé) todavía tenían algo del estilo de diseño de Giugiaro, el Marzal rompió por completo con ese molde y fue el coche que confirmó la posición de Gandini como diseñador estrella por derecho propio. Gandini declaró: «Básicamente, el Marzal se estaba acercando a lo que los escritores de ciencia ficción habían estado prometiendo. Con estos prototipos se hizo una declaración pública de nuestra manera de ver los automóviles del futuro». El prototipo estaba lleno de detalles que convergían para hacer que la forma fuera más dinámica. Así los umbrales de metal pulido que recorren la longitud del coche para hacer que la carrocería parezca aún más delgada. El borde del paso de rueda delantero alcanzaba su punto máximo justo en el borde del capó, acentuando su afinada silueta: cuatro años más tarde, el diseñador jefe de Bertone, Marcello Gandini, haría que el borde del capó se superpusiera por completo para lograr un efecto aún más pronunciado en el Stratos Stradale. El interior era sumamente futurista, con un diseño hexagonal en forma de panal en el salpicadero y la consola central, que albergaba la mayoría de los instrumentos y controles. El diseño hexagonal se mantuvo incluso en la forma general de las banquetas y respaldos de los asientos, mientras que sus molduras sobresalían literalmente con un acabado reflectante. Esta disposición espacial puede incluso haber inspirado a Raymond Loewy, cuyos diseños para la estación espacial Skylab, desarrollados a partir de 1967, se basarían en gran medida en patrones hexagonales. Cabe señalar que el interior sufrió algunas variaciones a lo largo del tiempo, probablemente antes y después de la presentación del vehículo, ya que elementos como el volante, el pomo de la palanca de cambios, los instrumentos o el propio revestimiento se modificaron por etapas. El motor del Marzal sería también una pieza única. Se trataba de un seis cilindros en línea montado transversalmente que, en esencia, era la mitad del V-12 de 3.929 cc de un Miura. Estaba alimentado por carburadores Weber horizontales y acoplado a un cambio manual de cinco velocidades. El motor estaba girado 180 grados en comparación con el del Miura, de modo que se situaba por detrás del eje posterior, lo que lo convertía en una disposición con motor trasero más que central. El objetivo era liberar espacio para que cuatro pasajeros pudieran sentarse cómodamente. El radiador estaba instalado justo en la parte trasera, lo que permitía que los pasajeros también podían llevar algo más de equipaje del que cabía bajo el largo capó delantero, 311 litros de volumen de carga, donde también se situaba el depósito de combustible de 80 litros. La revista italiana Quattroruote publicó una prueba de conducción del Marzal, en su número de octubre de 1967, donde destacaba la vivacidad del motor. Aunque Lamborghini nunca lo desarrolló por completo, se estimó que el Marzal podía alcanzar una velocidad máxima de 225 km/h. El prototipo fue lo suficientemente influyente como para influí en los diseñadores de automóviles décadas después. La propia Bertone adaptó el concepto con su prototipo Karisma de 1994, que reproducía la disposición del motor trasero y las largas puertas de ala de gaviota que daban acceso a un lujoso interior con capacidad para cuatro personas, esta vez con mecánica Porsche. Y, por supuesto, el Lamborghini Marzal está en el punto de partida del Lamborghini Espada, un coupé de cuatro plazas, que si se fabricaría en serie, termino este de «serie» a partir del año 1968. El Espada conservaba la estética general del Marzal, pero prescindía de la disposición del motor trasero y de las puertas de cristal. Los primeros prototipos de preserie del Espada todavía lucían puertas de ala de gaviota, pero éstas habían desaparecido cuando el coche final llegó a producción. El hecho de que el Espada se mantuviera en producción hasta 1978 es un testimonio evidente de la innovación que supuso el Marzal. Pero eso, ya saben, es otra historia. Y, para la «pequeña historia» queda el que, gracias a los modelos a escala producidos en masa por empresas como Nacoral, Matchbox, Dinky Toys, o Politoys, entre otras, toda una generación de niños se enamoró del Marzal. ¿Quizás alguno llegaría a presidente de gobierno?

abc.es

Leer artículo completo sobre: abc.es

Noticias no leídas