Algo más de 80 arquitectos madrileños se han ofrecido ya, a través de su Colegio Oficial, a trasladarse a Valencia a ayudar en las tareas de peritar los daños estructurales sufridos por las viviendas , arreglar las que se puedan y ordenar los derribos de las que no puedan seguir en pie. La ayuda se está coordinando con el colegio profesional valenciano, y pone el acento también en el día después: cómo y sobre todo dónde realojar a quienes se hayan quedado definitivamente sin casa, para evitar que la tragedia pueda volver a repetirse en otra riada. Los arquitectos interesados están incluyéndose en una lista que señala su disponibilidad y su especialidad. El Colegio de Arquitectos valenciano tira de ellos en función de sus necesidades. Desde este órgano colegial, su decano, Salvador Lara, recordaba que aunque el tiempo dedicado en las noticias a la catástrofe haya bajado, el problema sigue estando muy presente, y tras el fango y el barro, «ahora está llegando la segunda parte del daño causado por el agua, los movimientos estructurales de los edificios». El impacto del agua, con la fuerza que traía, supone «un golpe que derriba los cerramientos primero, pero luego llega a la estructura, al mismo tiempo que lava los cimientos. Esto ha producido ya algún desplome de edificios». Por eso, considera que lo más urgente ahora es el peritaje de las viviendas para dictaminar cuáles están en riesgo de colapso. Lo siguiente será «que la gente sepa cuánto puede costar reparar su vivienda, y quién lo pagará», hasta qué punto llegarán las ayudas ofrecidas. Hace unos días, ha especificado, había 158.000 reclamaciones ante el Consorcio de Compensación, «y hoy son ya 210.000; no sé si sabrán cómo gestionar esa montaña de reclamaciones». En todo caso, el decano de los arquitectos madrileños, Sigfrido Herráez, también ha insistido en la necesidad de «que vayamos ordenados a ayudar». De ahí esa lista de técnicos especialistas que se ofrece al colegio valenciano. Herráez cree que los arquitectos pueden ser de gran utilidad para los afectados, «diciéndoles cómo pueden reclamar, canalizando las ayudas». Pero sobre todo, incide en la importancia de mirar al futuro, y pensar en «el realojo definitivo y seguro, fuera de ese ámbito afectado», con alguna especie de «poblado de absorción» donde se construyan casas para las cientos o miles de familias que se pueden ver en esta necesidad. «Lo primero de todo es que no se les caiga encima la vivienda que están limpiando», insisten. Pero no puede olvidarse la necesidad de aprovechar la oportunidad para reconstruir con seguridad. Las viviendas afectadas aún son una cifra desconocida. El Colegio de arquitectos valenciano aseguraba tener a día de ayer 2.650 expedientes de informes y de ellos 620 ya estaban valorados. Pero queda mucho por hacer Madrid va a crear en el Colegio de Arquitectos un grupo de catástrofes que estarán preparados ante eventuales sucesos de este tipo. El decano Herráez apunta la necesidad de acometer intervenciones de refuerzo de estructuras, con inyección o no de hormigón o refuerzo de pilares. Y señala la oportunidad de estudiar la construcción en la zona con estructuras filtrantes u otras técnicas que puedan ayudar en caso de que se repitan las riadas, con «nuevos modelos de ciudad más sostenibles y un concurso internacional de arquitectura para plantear cómo hacer estos realojos».
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