"Necesito tomarme un descanso de trabajar de lo mío": por qué hay tantos jóvenes hartos ya de sus oficios

Jorge, María, Ana, Paco, Julia, Carolina y Lucía son siete jóvenes (los nombres han sido modificados para preservar su anonimato) de entre 24 y 28 años que no están contentos con su curro, a pesar de poder dedicarse a 'lo suyo'. Aunque ellos son los que han contado su historia a este medio, no son, ni mucho menos, los únicos que se sienten así.

El Índice de Oportunidad (Opportunity Index) publicado por LinkedIn en 2020 asegura que a uno de cada cuatro españoles le gustaría cambiar de trabajo. Es más, las cifras que revela el estudio de IONOS sobre las aspiraciones y los temores profesionales de la población española son muy impactantes: el 45% de los jóvenes que tienen entre 20 y 29 años están algo insatisfechos, insatisfechos o completamente insatisfechos con su situación laboral.

En este 45% se encuentra Jorge (28 años, con estudios en Comunicación Audiovisual y especialización en cine), que tras cinco años trabajando como periodista, ha decidido dejarlo: "Ahora estoy desempleado, que no parado, pues no tengo derecho". Y Julia (26 años, estudió Periodismo y Comunicación Audiovisual y un MBA en Marketing y Gestión de Empresas), que también ejerce como periodista, ha pensado en reinventarse "muchísimas veces": "Quiero dedicarme a otra cosa radicalmente diferente, tipo enfermería o farmacia. No descarto nada".

"Me estoy planteando dejar el trabajo y buscar algo de hostelería por el barrio, con otros horarios"

María tiene 26 años, estudió Administración y Dirección de Empresas, Integración Social y un Diplomado en Migraciones Forzadas. Ahora es contable fiscal y también ha pensado en cambiar por completo de sector: "Me estoy planteando dejar el trabajo y buscar algo de hostelería por el barrio, con otros horarios, no me importaría trabajar de noches o reducir mi jornada para cuidar la desmotivación que está acabando conmigo. Quiero estudiar un idioma sin que suponga un drama en mi rutina, quiero disfrutar de mis hobbies, quiero sentir que tengo energía y volver a tener motivaciones. Me gustaría redirigir mi carrera profesional, no quiero volver a una oficina".

Desde que somos pequeños se nos inculca una idea: tienes que estudiar e ir a la universidad, sin valorar cuál es nuestra verdadera vocación. Belén Romero, coach laboral, asegura que, al desconocer cada persona sus preferencias reales, "muchas veces empieza un trabajo pensando que le motiva y, cuando ya está metido dentro, va viendo las responsabilidades que tiene y descubre que no le compensa seguir en ese empleo, ya sea por el horario, las funciones que está realizando... Es entonces cuando entra en crisis".

Idealizar un trabajo mientras estudias para dedicarte a ello es algo que ocurre, según Romero, "hasta que descubres de qué va en realidad". "Nos ha pasado a todos de decir: 'ostras, ¿realmente me quiero dedicar a lo que he estudiado?'. Muchos profesionales acaban alcanzando ese burnout (síndrome de desgaste profesional) por el que deciden dejar sus trabajos cualificados para currar en un supermercado o en una cafetería, asumiendo que así van a llegar, hacer su trabajo y volver a su casa sin arrastrar responsabilidades, sabiendo que el jefe no les va a llamar por la tarde, no les va a mandar ningún correo", explica la coach laboral.

Camarera trabajando en una terraza en Málaga. (iStock)

Ana, de 26 años, graduada en Comunicación Audiovisual, ya ha alcanzado ese burnout; pero lo ha experimentado tanto en su sector como en otros: "Ya he trabajado en cosas que 'no son lo mío' y me quema bastante también... Vivir en Madrid y trabajar 8 horas en algo que no es satisfactorio, es mortal (sobre todo por los tiempos de desplazamiento, que aumentan la jornada inevitablemente). También me quemaría bastante haberme gastado bastante dinero en formación que no me va a reportar beneficio, por decirlo de alguna forma. Tampoco sabría muy bien cómo enfocar de nuevo mi carrera".

Cansados, ¿de qué?

Los jóvenes están tan quemados e insatisfechos con sus trabajos, que hay quienes ven en un despido una buena noticia. Esto le ha ocurrido a Paco (26 años), graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, con un Máster de Documental y Reportaje Periodístico Transmedia: "Con el despido de mi último trabajo sentí alivio. Ya llevaba tiempo pensando que no era viable seguir trabajando en una empresa en la que su filosofía era 'hay que trabajar como si fuésemos a heredar la empresa'. Eso me ha llevado a fantasear con dedicarme a cosas de todo tipo. Desde tener un bar o una panadería en un pueblo o ciudad tranquila, porque lo que más quiero es tranquilidad; hasta meterme a hacer un doctorado y ser docente u opositar".

La culpa de este burnout la tiene, en gran medida, el sistema laboral actual: "Este sistema, a través de la precariedad y las altas exigencias, está provocando que los jóvenes se sientan muy presionados. Muchos empleos ofrecen condiciones inestables, con contratos temporales o sin beneficios, lo que genera inseguridad y estrés. Por otro lado, las empresas piden mucha productividad y pocas compensaciones, y apenas existe equilibrio entre trabajo y vida personal. La cultura del 'hustle', resumida como el 'vivir para trabajar', donde el éxito se mide por la cantidad de trabajo realizado, también obliga a los jóvenes a sacrificar su bienestar, unido a la falta de oportunidades de desarrollo y la competencia extrema", explica el equipo de psicólogos del Hub de Affor Health.

Ante la insatisfacción laboral, según la coach, es importante detectar cuáles son los motivos de esta para poder salir de ella: "Si es a nivel de salarios, si es por la saturación, si no te gustan las funciones que desempeñas, si se debe a que no es tu verdadera vocación...". Los jóvenes entrevistados lo tienen claro y todos ellos coinciden en la precariedad, aunque esto no es lo único.

"En mi caso han sido las condiciones laborales las que han hecho que me desencante de mi trabajo"

"En mi caso han sido las condiciones laborales las que han hecho que me desencante de mi trabajo. Ser un falso autónomo de manual, atado a un horario fijo (y malo). Me gusta lo que hago, con algunos o bastantes 'peros' en la clase de tareas que hago, y que considero secundarios ante las malas condiciones laborales, que me han llevado a odiar mi trabajo y sentirme mal continuamente", confiesa Jorge.

María también está harta de la precariedad, de los sueldos bajos y de los horarios: "Es bastante desmotivador ver que pasas toda la semana trabajando en una oficina, con horarios que no te permiten disfrutar de nada durante la semana, luchando continuamente por tu salud mental y tus cuidados y... ¿A cambio de qué? Un sueldo de 1.400 euros, si tienes suerte, y un alquiler de 800 euros, si tienes suerte... Creo que los jóvenes hoy en día estamos muy atados a condiciones de mierda, teniendo unas carreras profesionales muy buenas y con la frustración de ver que a nuestra edad nuestros padres ya tenían una casa con el espacio suficiente para tener familia o no en ella. Ahora te ves en 30 metros cuadrados (con suerte) a gritos con tu roomie, pareja o mascota porque el espacio es insuficiente y las dificultades económicas... Un cuadro".

Un joven trabajando en una oficina. (iStock)

En la precariedad insiste también Julia, que por su enorme vocación "estaba convencida de que encontraría algo decente. Soy una privilegiada porque estoy en una empresa con mucho renombre y credibilidad, pero no hay plan de futuro, ni una promoción, ni un ascenso, ni siquiera una recomendación por parte de tus jefes a otras secciones. Es frustrante". Esta imposibilidad de crecimiento dentro de su empresa está quemando a Julia, pero también "el paternalismo y el tremendo ignoro que hay hacia las generaciones más jóvenes, más aún si eres una mujer de 26 años".

Cada vez más jóvenes estudian y trabajan, pero van a petar: "Si no hago nada, creo que no sirvo"Héctor García BarnésLos sisis, que estudian y trabajan a la vez, han sustituido al nini. Es un síntoma no solo de un cambio de valores, sino también de la transformación del mercado laboral y educativo

¿Un cambio radical es la solución?

Cansados de la precariedad laboral, los siete jóvenes han pensado en algún momento dejar sus puestos de trabajo para los cuales han estado años estudiando y reinventarse: "Lo pienso mucho, de hecho todas las oposiciones públicas que salen las echo. También me planteo buscar alguna salida como guionista o hacer algo en la tele que sé que se cobra más, aunque no sé muy bien si mejoraría el tema de los horarios, que también me interesa mucho porque para mí es importante tener tiempo disponible para mi propia vida más allá del trabajo, qué locura, ¿verdad?", ironiza Lucía, una periodista de 26 años.

"Estamos viendo que ese mundo que nos vendieron en el que si estudiabas ibas a tener trabajo no existe"

Carolina, a sus 24 años, después de estudiar Comunicación Audiovisual y especializarse en Producción de Cine Internacional, ha decidido dejar el mundo del cine. Tuvo una muy mala experiencia en el que fue su primer trabajo y decidió dejar el sector audiovisual por completo: "Ahora trabajo como recepcionista en un hotel. He dejado lo audiovisual y las redes sociales como un hobby". Ella es muy contundente: "Los jóvenes estamos dándonos el golpe de realidad. Estamos viendo que ese mundo que nos vendieron en el que si estudiabas ibas a tener trabajo no existe".

Algunos, como Carmen, ya han afrontado ese cambio de sector, otros todavía no; pero, ¿sirve de algo? ¿Es la mejor solución ante la insatisfacción laboral?

"Realmente hay que ver esa insatisfacción de dónde proviene y entonces empezar a trabajar desde ahí. Cuando empiezas a trabajar con la persona y a rascar de dónde viene esa insatisfacción, la propia persona se puede dar cuenta de que a lo mejor no es por el hecho de tener más tareas o más responsabilidades, quizás no está alineado con los valores de la empresa o es el jefe quien le está quemando, y hay que hacer un cambio de trabajo por eso, no porque no le guste su trabajo". Eso fue lo que le ocurrió a Paco: "En el último trabajo que tuve me desencantó la cultura de la empresa, que se enfocaba mucho en que cada uno hiciese cosas por su cuenta, pero se traducía en hacer el trabajo de tres personas sin ayuda de nadie. Una cultura de empresa tan rígida hizo que cada vez estuviese más quemado, lo cual me desmotivaba mucho para seguir mejorando. Eso, junto con la comunicación tóxica y estar sobreexplotado, me hizo estancarme (y me llevó al despido)".

El equipo de psicólogos del Hub de Affor Health considera que cambiar de trabajo sí que puede ser una buena opción cuando te sientes desmotivado: "La desmotivación, entre otras cosas, puede afectar a nuestro bienestar psicológico y laboral, afectando a la productividad y rendimiento. Es necesario dedicarle tiempo y esfuerzo a encontrar algo que se alinee con nuestros intereses e inquietudes para poder encontrar una oportunidad laboral que nos motive y que nos haga crecer tanto personal como laboralmente". Este cambio, no tiene por qué ser radical.

"Muchos jóvenes buscan trabajos que no requieran ser los mejores ni les generen una carga mental excesiva"

Dejar los trabajos para los que han estado años estudiando para dedicarse a otra cosa y huir de la carga mental. Esto es lo que buscan muchos jóvenes, asegura el equipo de psicólogos: "Buscan trabajos que no les requieran ser los mejores ni les generen una carga mental excesiva. Esto se puede deber a la presión social, las expectativas altas, el miedo al fracaso, la crisis económica y la precariedad laboral. Muchos de ellos sienten que la educación formal no les asegura el éxito y optan por trabajos más prácticos y menos demandantes. Además, valoran más el equilibrio entre su vida personal y el trabajo, priorizando el autocuidado".

El autocuidado es fundamental para una generación que valora y pone el foco en su salud mental: " Dejaría de lado 'lo mío' si me compensa en calidad de vida", concluye Ana.

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