No apartes de mi este cáliz

Ya Noé se pillaba unas cogorzas de cuidado, y aunque no tenía carné de conducir, bien que pilotó una nave, lo cual no es menor responsabilidad, y más si de ella depende el futuro de todos los seres vivos. El propio Jesús convirtió el agua en vino en las bodas de Caná, en uno de sus milagros más celebrados, sobre todo por los invitados, que le vitorearon más que al novio. Con tales precedentes bíblicos, hemos de ser indulgentes con el cura de Camprodón, detenido por conducir borracho y causar un accidente. Si un patriarca y el mismo Cristo tuvieron relación tan amistosa con el vino, no puede ser malo. Además, la hora del siniestro, las siete de la tarde, indica que el párroco no venía de una juerga, Dios le libre de caer en la tentación, sino que se le iría la mano con el vino de misa, que es muy traidor.

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