Norris asusta a los rivales... y a su propio equipo

«Relájate y trae el coche a casa». Quedaban apenas siete vueltas para el final y la radio del McLaren número 4 temblaba. El ocupante del bólido, Lando Norris , circulaba tranquilamente en cabeza desde la salida. Lideraba la prueba desde que el semáforo rojo se apagó y en ningún momento llegó a ver siquiera por el espejo retrovisor a Max Verstappen , segundo y máximo rival en la lucha por el Mundial de Fórmula 1 . Sin embargo, el temblor no era de alegre emoción. Era de miedo. El piloto inglés firmó un GP de Singapur excepcional, pero estuvo a punto de arruinarlo absurdamente en las vueltas 29 y 45 (de las 62 totales) cuando perdió momentáneamente el control de la máquina naranja y estuvo a punto de impactar con el muro que circunda el circuito de Marina Bay . Afortunadamente para Norris y McLaren, no pasó nada, pero desde el garaje inglés no quisieron esperar que a la tercera fuera la vencida y de ahí el mensaje conciliador -y rogatorio- que le cantaron por la radio. Minutos después, tras entrar el primero en la meta, el ganador explicó que había cometido esos errores porque empujaba a tope, estaba relajado «o ambas a la vez». Lando sonrió y se quedó tan ancho . El joven Norris (24 años) debe pulir esos peligrosos defectos, pero su fin de semana en la noche de Singapur ha sido excepcional. Este domingo hizo una salida perfecta -precisamente ese era un punto débil que parece haber corregido- y manejó con manos y pies de hierro la carrera de principio a fin. Fue una victoria a lo Verstappen . El tricampeón mundial y todavía líder del presente campeonato entró tras él en segunda posición, pero a 21 segundos de distancia. Un mundo. El holandés aún le saca 52 puntos de ventaja a Norris en la clasificación general. El panorama mecánico ha girado y el McLaren es ahora el auto dominante y sin rival . Por contra, las prestaciones del otrora invencible Red Bull han decaído. Pero las de Verstappen, no. Exprime al máximo lo que tiene entre las manos y defenderá con uñas y dientes cada uno de esos puntos de renta que aún posee. Idéntico planteamiento es el que intentan poner en práctica los dos pilotos españoles en cada cita del calendario. Tras el accidente del sábado en la clasificación, Carlos Sainz supo leer y aprovechar la buena estrategia de Ferrari . Partiendo décimo, no hizo una buena salida, pero se remangó, hizo una parada muy madrugadora y sudó cada adelantamiento para terminar en una meritoria séptima plaza. Para mérito, otra vez, lo de Fernando Alonso . Las prestaciones, infames, del Aston Martin no mejoran, pero el asturiano volvió a colarse entre los diez primeros. Fue octavo y con ello se regaló y regaló unos puntos que, desde luego, su equipo no merece.

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