Acabo de salir del cine de ver 'Gladiator 2' y estoy confuso. Me ha mantenido con los ojos como platos en plena hora golfa, un viernes por la noche, tumbado en la moderna butaca del cine de Lagoh por su profusión de acción y violencia descontrolada. Y me he llevado las casi dos horas y media que dura con un tremendo dilema: o a Ridley Scott se le ha ido la perola a sus casi 90 años o se ha reído de sí mismo en una especie de parodia de la película original, que está en el olimpo de la historia del séptimo arte. La bacanal de amputaciones y homoerotismo es inversamente proporcional a la tragedia griega clásica y masculina... Ver Más
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