Paula, la heroína improvisada de Paiporta que abrió camino en medio del caos provocado por la Dana con su todoterreno

De la tragedia del incendio de Campanar al terror de la Dana en la provincia de Valencia sólo han transcurrido 250 días. Entre la angustia por perderlo todo y la desesperación por un futuro incierto, se abre paso la solidaridad y el compañerismo mediante héroes y heroínas improvisados, como aquel entonces fue el conserje Julián, que salvó decenas de vidas del edificio en llamas, y ahora le sigue Paula Michelena , una joven de la localidad de Paiporta que con su Jeep Wrangler de color verde esperanza despejó diferentes calles para que los vecinos pudieran salir de sus casas. Lo que vivió no lo olvidará jamás, así lo cree. El fatídico martes se encontraba ya en casa cuando comenzó a recibir vídeos del barranco completamente desbordado. «No nos imaginábamos lo que estaba por venir, creíamos que el nivel del agua bajaría rápido», explica la conductora salvadora, quien recuerda nítidamente « un tsunami con olas de tres metros » recorriendo las vías de Paiporta. Quince minutos después, en diferentes grupos con gente del municipio empezaron a adivinar el cariz de la catástrofe y sobre las ocho de la tarde, antes de que llegara la alerta a todos los teléfonos móviles, el caudal de agua turbia ya bajaba ferozmente por su calle, de un único sentido. En la vía Porvenir, donde vive, el nivel del río llegó al metro y medio. Entró con violencia en el patio del edificio pero no alcanzó la primera planta. « Todo ha quedado destrozado, lleno de barro , y lo que nos salvó a esta zona fue el Mercadona que está justo al lado», justifica, pues en los garajes del supermercado de grandes dimensiones se acumuló una elevada cantidad de agua que alivió al resto de la vía. Una vez despertó del mal sueño, comprobó que su Jeep verde estaba en buen estado, se puso manos a la obra y con cuerdas comenzó a arrastrar diferentes vehículos que ocupaban la calzada, algunos boca arriba o estampados contra la pared y otros montados entre sí, ayudando de esta manera a la labor de los agentes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplazada desde el miércoles en las localidades valencianas afectadas por la Dana. « Lo hice por echarles una mano, no dan abasto y los que tenemos coches grandes debemos arrimar el hombro», narra Paula. La joven explica que la movilización de vehículos todoterrenos comienza a ser «inmensa» después de su primera intervención salvadora. Muchos de ellos llegados de otros pueblos cercanos y de la ciudad a la Valencia, a los que la Policía Nacional y Guardia Civil dejan transitar sin ningún tipo de restricción por la CV-400 para que puedan entrar a ayudar a quitar los centenares de coches inservibles y despejar las calles de un lugar que ofrece un semblante postapocalíptico. Higinio, uno de los vecinos de Paula, ha logrado salir de Paiporta con sus dos hijos después de dos días angustiosos gracias a, como reza el título de la canción de Izal, a 'la mujer de verde' , que les ha abierto el camino entre el caos. A pocos metros, en el cruce de la calle Picanya con Sant Antoni, Leo no deja de preguntarse cómo ha ocurrido esta tragedia. A sus ochenta y muchos, de manera irónica, se siente partícipe de una «generación privilegiada» que ha visto «un cambio de siglo, otro de milenio, a España proclamarse campeona del mundo» y, por último, « una desgracia en la puerta de su casa que jamás pensaba vivir». Mientras enciende un cigarrillo se emociona, pues contempla el bar en el que se encontraba tomando café minutos antes de que el mundo se viniera abajo. Estaba «tan tranquilo» con su cortado cuando comenzó a escuchar gritos. Se asomó a la puerta del establecimiento y vio a gente correr, lo que le asustó. En ese momento, se acercó a una policía local, quien le advirtió de la llegada de un río desbocado desde el barranco y le indicó el camino para regresar a casa mientras comenzaban a mojarse los pies. « Si no es por ella, no estaría aquí. Me salvó la vida », celebra Leo, que lleva cuatro días sin ver a su hijo, que reside en Corea del Sur y que había viajado hasta Valencia para la operación de su nieto, al que todavía no ha visto. «Sólo quiero que esto pase cuanto antes y poder abrazarlos», expresa el vecino.

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