Cada año, el 1 de noviembre nos invita a honrar a quienes ya no están, recordando sus momentos compartidos y el impacto que dejaron en nuestras vidas. Pero también es una ocasión muy adecuada para reflexionar sobre la importancia de prepararnos adecuadamente para cuando no estemos, dejando planificado el bienestar de quienes más nos importan en los momentos difíciles que rodean el fallecimiento de un familiar.
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