Plato Plató acaba de reabrir sus puertas después de una profunda reforma de varios meses. El espacio ha alcanzado una etapa de madurez después de once años de andadura y ha querido celebrarlo con una nueva imagen más formal. Al frente sigue teniendo a los hosteleros Manuel Nieto y Manuel Labella , quienes afrontan con ilusión esta nueva etapa del establecimiento. Los elementos protagonistas son una barra que aspira a tener mucha vida , una carta que da un paso más y un local acogedor que piensa en todo tipo de públicos. El espacio ha recuperado su estructura original con una céntrica barra que invita al codo con codo. En el salón se alternan mesas altas y bajas con algunas un poco más retirada pensadas para grupos. La barra busca tanto ofrecer una experiencia más informal como el contacto directo con el público , fomentando la cercanía que ofrecen los establecimientos de barrio con sus comensales. El interiorismo ha corrido a cargo del estudio Persevera Producciones y dominan los colores claros en contraste con el verde del azulejo, la madera y la vegetación natural. En cuanto a la carta, también ha experimentado un profundo cambio aunque no han querido tocar clásicos que ya eran una institución en esta esquina de Felipe II: sus croquetas, el nigiri de buey con foie flambeado o el dulce de leche. El momento del aperitivo se ha visto reforzado con un apartado de chacinas y quesos, además de otras recetas frías pensadas para esa visita informal: patatas chips con mejillones y mayo-escabeche, patatas chips con boquerones en vinagre o patatas chips con pulpo y mayonesa de pimentón. En el epígrafe de calientes destacan un criollo ibérico a la brasa con chimichurri, ravioli de bogavante con crema de queso payoyo o arroz de pato y seta shiitake. No faltan pescados como tacos de merluza frita o chipirón a la plancha ni carnes como costilla glaseada al oloroso, pluma ibérica a la parrilla o menudo con patatas. La propuesta dulce trae recetas como «Bananofe», brownie de chocolate con cremoso de vainilla, una cheesecake de pistacho o el citado dulce de leche. La carta de vinos de este nuevo Plato Plató nada tiene que ver con la anterior. Ahora ofrecen hasta 80 referencias que abarcan una horquilla de precios de los 17 a los 250 euros.
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