Ponce corta tres orejas y sale a hombros, con Galván, en su despedida de Pozoblanco

Los matadores Enrique Ponce , Alejandro Talavante y David Galván se ha repartido ocho orejas en el coso taurino de Pozoblanco tras lidiar una corrida de Cayetano Muñoz en la tarde en la que se recordó a Paquirri y en la que el director de lidia se despidió del ruedo de los Pedroches. Enrique Ponce puso fin a su trayectoria como torero en la provincia de Córdoba, en la temporada donde ha anunciado su despedida y en un coso donde ondeó el recuerdo a Paquirri, que el próximo 26 suma cuarenta años de su muerte. El valenciano volvió para dejar su impronta e irse dejando el poso de una prolija tauromaquia más que reconocida. Faena emotiva la que practicó al cuarto , con movilidad y asequible. Se mostró elegante con la capa antes de brindar a su ex subalterno y empresario del coso Antonio Tejero. Faena dilatada de seriales donde sonó una aviso y en la que el valenciano se mostró medido y templado. Destacó en los remates y cerrando de rodillas. Pese a errar con el acero recibió dos orejas . Sutil anduvo con la capa en el que abrió plaza intentando un toreo a la verónica que se quedó en amago. La res, con menos juego y justa, posibilitó el diseño de una faena eficiente donde hubo exposición en el tramo final. Talavante cortó una oreja a su primero , al que dejó un quite por gaoneras ceñido tras un saludo algo diluido. Con la muleta, variado, con series de toreo en redondo, con arrucinas y citando de frente. Mejor al natural, plástico y muy firme. En el quinto, pese al intento voluntarioso , dejó una faena más intermitente y con celeridad. Se mostró elegante, acabando las series. Galván dejó una buena impronta en el que fue tercero , lanceando hasta los medios a la verónica. Decidido con la diestra , dedujo más empaque al natural, con un buen concepto y siempre puro. Notoriedad asumieron su remates en las series, tan completos como templados. En el que cerró plaza, Galván toreó a la verónica hasta los medios. Toreó citando de frente y enlazando de principio a fin las tandas. Con la zurda, incidió para reclamar su condición ante el animal, colaborador y que venía de largo. Supo dar distancia para torear con doctrina. Gran tarde del gaditano .

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