Primera condena a un religioso de Montserrat por pederastia

Primera condena a un religioso de Montserrat por pederastia. El monje J. S. V. ha aceptado este lunes dos años de prisión por un delito continuado de abusos sexuales a un menor, con la atenuante de reparación parcial del daño y confesión. Lo ha hecho durante el juicio, que se ha celebrado en la Audiencia de Barcelona. La sentencia, avanzada por 'El Periódico' y consultada por ABC, también impone el religioso la prohibición de acercarse a menos de 1.000 metros de la víctima, así como a comunicarse con esta por cualquier vía durante seis años. Los magistrados también decretan su libertad vigilada durante un lustro, e inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que comporte contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo de cinco años superior a la pena de prisión impuesta. Además, en concepto de responsabilidad civil, J. S. V. deberá indemnizar con 20.000 euros a la víctima. La responsabilidad civil subsidiaria es del Monasterio de Montserrat. La víctima, nacida en 2002, entró en contacto con la Abadía a través de los encuentros 'Montserrat joven', que se realizaban dos veces al año. Fue en este contexto como entabló relación con su futuro abusador, conocido en el ámbito religioso como 'Hermano G.'. Con el paso de los años, el monje se convirtió en un referente personal para el menor, e incluso fue su padrino de confirmación. Estaba al tanto de que era víctima de acoso en la escuela, de los problemas para aceptar su homosexualidad, por lo que pedía consejo. Fue así como, «en el marco de esta íntima relación», reza el fallo, el religioso invitó al menor a pasar un fin de semana al Monasterio, pagando él los gastos de estancia. La víctima aceptó, y se alojó en una celda de la Abadía, entre el 3 y el 5 de mayo de 2019. Una de las noches, el religioso apareció en la habitación con una botella de cava y le propuso beberla. Tras ello, abusó del menor. Lo mismo ocurrió la noche siguiente. La víctima, apunta la sentencia, «a pesar de estar incómodo con la situación, no lo verbalizó claramente, debido en su estado de semi embriaguez, la diferencia de edad, el ascendiente que tenía el acusado sobre él y el entorno no habitual en que se encontraba» . Sólo «fue capaz de mostrar su disconformidad cuando el acusado le besaba en la boca», recogen los hechos probados, que consideran que «de todo esto se aprovechó conscientemente» el monje. Lo ocurrido provocó en el menor un trastorno por estrés postraumático, que precisó psicoterapia y seguimiento psicológico durante un periodo de al menos dos años, durante el cual decidió interponer la presente denuncia. Por su parte, el acusado reconoció, ya en su primera declaración, «haber mantenido las relaciones descritas, reconociendo los hechos y colaborando de forma relevante con la justicia». Con la misma finalidad, abundan los magistrados, través de un proceso de justicia restaurativa, ha pedido perdón al menor por los hechos cometidos. Por su parte, «el Monasterio de Montserrat ha consignado 5.000 euros, además de los 15.000 ya consignados al ser requeridos para ello durante la instrucción, interesando su entrega inmediata al perjudicado para paliar los daños sufridos». Por todo ello, el tribunal aplica la atenuante de confesión y reparación del daño, y el monje ha sido condenado a dos años de cárcel.

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