¡Qúe escándalo, aquí se juega!

Se me antoja que la rasgadura colectiva de vestiduras tras destaparse los ingresos atípicos de Alvise Pérez es uno de los más solemnes ejercicios de hipocresía social de los últimos años. La estupefacción del personal con los tejemanejes del último outsider de la política española solo es comparable a la del capitán Renault cuando se ve obligado a cerrar el Casablanca por orden de los nazis. ¡Qué escándalo, he descubierto que aquí se juega!, decía el oficial en la célebre escena, mientras un camarero le entregaba los beneficios de sus apuestas. ¡Qué escándalo, he descubierto que aquí se roba!, dirán ahora los seguidores de Alvise en las últimas elecciones europeas mientras disimulan en el bolsillo el sobre con su voto.... Ver Más

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