Tan incomprensible es que el presidente de la Generalitat Valenciana lo siga siendo, como que el Gobierno de la nación no tomara las riendas de la respuesta al desastre inmediatamente, a la vista de la radical incompetencia del gobierno regional que, sobre no prevenir en tiempo y forma a la ciudadanía de la catástrofe que se cernía sobre ella, la desamparó absolutamente cuando sus terribles efectos eran ya irreversibles.
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