El 2 de noviembre de 2024 quedará en la historia de las cofradías como una jornada extraordinaria, marcada por un despliegue sin precedentes de hermandades desde la primer hora mañana hasta la madrugada del día siguiente. En una fecha emblemática para recordar a los fieles difuntos , el día se vivió como si de un Domingo de Ramos se tratase, con hasta tres hermandades que sacaron a uno de sus titulares a la calle y recibieron cultos ambos durante unas horas en la Catedral. Todo comenzó con el fugaz traslado de la Virgen del Socorro de la hermandad del Amor a la Catedral, un palio que estará algo más de mes y media en el primer templo metropolitano por la exposición 'Sede Hispalensis: Fons Pietatis', enmarcada dentro del segundo Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Noche cerrada en la plaza del Salvador, donde un público diverso —sevillanos y visitantes que han aprovechado el puente para disfrutar de las cofradías— se congregó para presenciar esta salida extraordinaria inédita. La ocasión era especial, ya que no es común ver a esta hermandad en la calle fuera de la Semana Santa . El cortejo avanzaba de manera veloz, sin detenerse. En el interior del templo, Rufino Madrigal marcaba los tres toques para levantar uno de los palios más imponentes de la ciudad. Sonaba la coral, y el ambiente evocaba el Domingo de Ramos, aunque las diferencias eran evidentes: los toldos cubrían la plaza, la comitiva giraba hacia la izquierda y, a diferencia de la Semana Santa, no había nazarenos. Cerraba el cortejo un tramo de respeto, que no preste. Otro detalle extraordinario es haber visto a niños y mayores en la misma comitiva. Silencio desgarrador, mirada al frente, andando, esa fue la tónica del traslado de la Virgen del Socorro que, contó con una multitud de público, algo inusual porque en la Semana Santa está más repartido. El único sonido era el del grupo de Cámara Sacra y el del capataz. El Amor hizo el recorrido de vuelta del Domingo de Ramos a la inversa para ir a la Catedral. Calles estrechas, palio girando en cuando llegaba a una esquina, como los de silencio, un traslado que dejó con ganas de más, por ser preciso, medido y emocionante, provocando el disfrute de los presentes. Pero uno de los momentos más esperados fue el amanecer, que llegaba mientras la Virgen del Socorro avanzaba por la Cuesta del Bacalao, envolviendo a los presentes en una luz sobrecogedora. Los primeros rayos se filtraban a través del techo de malla que lleva a la Virgen de los Reyes , patrona de Sevilla y emblema de esta hermandad. Faltan calificativos para haber admirado este palio en el entorno de la Cetedral , con la Giralda como telón de fondo. A los ocho en punto de la mañana, clavado, incluso cinco minutos antes de lo previsto, la Virgen del Socorro entró en el primer templo metropolitano para concluir la primera salida del día. Los hermanos celebraron la sabatina de la Virgen de los Reyes, como cierre de una mañana que tardarán en olvidar. El palio lució crespón negro de manera excepcional por todas las víctimas del temporal que azotó el país esta semana. Minutos después de la entrada del palio del Amor, San Roque abrió sus puertas para trasladar en andas al Santo Crucifijo de San Agustín . La hermandad, que inicialmente había programado el traslado para el miércoles, lo pospuso a este sábado debido a la lluvia y un cambio en el recorrido, lo que dejó estampas memorables. La salida en plena luz del día y el tránsito por calles poco conocidas ofrecieron una visión única de esta imagen, que, salvo por el vía crucis realizado en el barrio de Santa Clara en 2013, nunca había recibido la luz del sol; la última vez que estuvo en el centro fue hace casi un siglo. La familia Villanueva comandaban las andas, cedidas por la hermandad de la Hiniesta, otra corporación que, de algún modo, también estuvo presente en este Sábado de Ramos. Nadie quería perder la oportunidad de inmortalizar el traslado del crucificado por lugares emblemáticos como su plaza, San Esteban o la Casa de Pilatos. Cada momento era único y novedoso, lo que atrajo a numerosos fieles deseosos de no perder detalle de una salida tan histórica. El sol alumbró al Cristo a la llegada a la parroquia de San Isidoro, donde esperaba la hermandad de la Salud. Siguió de frente por la Cuesta del Rosario y giró a Francos, por donde un rato antes pasó la Virgen del Socorro. En esa zona era un público diferente, los turistas se habían levantado para llenar las calles del caso antiguo, aunque los sevillanos imperaron en todo momento. Todos quisieron inmortalizar a la imagen bajo la Giralda, foto clásica pero nueva. A las once hacía su entrada por la Puerta de Palos, con la Virgen de la Estrella al fondo, el palio del Amor frente al Cristo de la Clemencia y, antes de terminar rindieron honores a la Virgen de los Reyes, para, posteriormente, ser llevado a la capilla de San Pedro, donde recibirá culto hasta el 21 de diciembre, día del regreso, pero esta vez en paso y con música. San Roque está redescubriendo a una imagen que fue la de mayor importancia durante varios siglos en Sevilla.
abc.es