Salón Ateneo

Emilia Pardo Bazán adoptó el lema en latín «De bellum luce» («a la luz de la batalla») como estandarte personal. Con ese espíritu encabezó sus cartas. Fue la primera mujer en pronunciar una conferencia en el Ateneo de Madrid y la primera socia. Estaba convencida de que el progreso reclamaba justamente todo lo contrario a la costumbre impuesta: hacer lo que antes no se hizo, para mejorar. A más de uno le escoció que el Ateneo acabara en Atenea. Pero ya no hubo forma de parar el efecto. Después de la brecha abierta por Pardo Bazán Blanca de los Ríos y Carmen de Burgos, conocida como «Colombine», solicitaron su ingreso y entraron como socias en 1905, y pasaron a formar parte de esta institución junto a Ortega y Gasset, Mariano José de Larra, Unamuno, Valle-Inclán y Galdós. Más tarde se unieron Concepción Arenal y Clara Campoamor. Está claro que al progreso no se llega por la repetición y que, incluso en las esencias más puras es posible crear otras nuevas. Desde 2023, el ciclo de conciertos titulado 'Salón Ateneo' , organizado por Tala Producciones, ha apostado por dar un espacio a la música de cámara de alta calidad en el centro de Madrid, concretamente en el edificio de vocación más ilustrada durante los siglos XIX y XX en España. Si Pardo Bazán pudo llevar la contraria, esta iniciativa también. Inaugurado, el sábado pasado con Albéniz Trío, el ciclo Salón Ateneo apostó en su primer recital al capítulo 'Vanguardia y esencia', una historia musical del Ateneo a partir de la obra de cuatro compositores vinculados con la institución: Enrique Granados (1867 –1916), Joaquín Turina (1882 – 1949), Isaac Albéniz (1860 –1909) y María de Alvear (1960), artista hispano española y Premio Nacional, de quien estrenaron 'En el centro' (5), una composición para violín, violonchelo y piano. Interpretado en la Cátedra Mayo r del Ateneo de Madrid, una elocuente sala modernista que rinde homenaje a las distintas artes y humanidades, la obra de Alvear introdujo un corrientazo contemporáneo en el torrente ateneísta. Desfibriló el espíritu ilustrado y vanguardista con el que fue creado el Ateneo en 1820 y lo confrontó con su tiempo. A los contenedores hay que darles sentido. Está claro, como predicaba Pardo Bazán, que al progreso no se llega por la repetición. Y este ciclo lo demuestra.

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