San Jacinto ya no es lo que era, empezando por convento dominico. Los seis frailes de la Orden de Predicadores en Sevilla se replegaron al de Santo Tomás (San Vicente, 62) donde forman a los novicios de la provincia Hispania. Pero tampoco es el templo impenetrable y hosco que rehuía a las hermandades que fue expulsando desde mediados del siglo pasado (Las Aguas, la Esperanza, la Estrella, el Rocío de Triana…) llevado por un furor posconciliar rayano en la iconoclasia. San Jacinto hoy está iluminado y el retablo va ganando lustre a medida que se limpia la mugre incrustada, abre sus puertas lo mismo para cultos extraordinarios que para el 'Réquiem' de Mozart con una cola que daba la vuelta... Ver Más
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