Si Sant Jordi ya es en condiciones normales una jornada de ajetreo político, cuando este día cae a las puertas de unas elecciones en Catalunya, la actividad se dispara. Los políticos se han lanzado este martes a la conquista del centro de Barcelona para repartir rosas, libros, globos y sonrisas porque a tres días del inicio de la campaña electoral cualquier esfuerzo parece poco para cazar votos que puedan acabar siendo decisivos para los pactos postelectorales y la gobernabilidad. Ningún partido ha escatimado hoy un acto, un gesto de complicidad hacia los ciudadanos o una declaración por ofrecer a la prensa.
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