Sorprendentemente, en su última declaración de gobierno ante el Bundestag y primera comparecencia después de hacer reventar su gabinete de coalición, el canciller Olaf Scholz pasó de puntillas sobre los motivos de la ruptura y se limitó a confirmar el calendario que llevará a los alemanes a votar el 23 de febrero anticipadamente, para pasar después a informar detalladamente sobre otros asuntos, como su conversación telefónica con Trump el pasado domingo y su reiterada negativa a que armas alemanas sean disparadas por el Ejército ucraniano contra territorio ruso. Después llamó a la oposición a apoyar proyectos legislativos que considera urgentes. «Sería bueno que nuestro país actuara al unísono» para sacar adelante la reforma fiscal contra la «progresión fría», partes del paquete de crecimiento, el aumento de la prestación por hijos a cargo y la protección ampliada del Tribunal Constitucional Federal. «Son necesarios grandes esfuerzos. Son necesarios ahora y serán necesarios en el futuro», dijo, tendiendo puentes hacia los conservadores, y apeló a su solidaridad para que voten una reforma destinada a apuntalar la capacidad adquisitiva de las pensiones. Su último párrafo estuvo destinado a intentar marcar un tono conciliador para la campaña electoral en ciernes. «No olvidemos en esta campaña que lo único seguro es que hay un día después de las elecciones y ese día los demócratas tendrán que sentarse a la mesa, mirarse a los ojos y llegar a acuerdos. Llamo desde aquí a no polarizar» . Se refirió veladamente a su deseo de colaborar en el futuro con otras grandes fuerzas políticas alemanas: «Estoy convencido de que el camino del compromiso es el único correcto. Requiere fuerza y valor, pero no hay otro legítimo en un país federal y democrático». La respuesta que el todavía canciller alemán recibió del líder de la oposición conservadora, Friedrich Merz, fue todo menos conciliadora. «Lo que usted habla no es de este mundo, usted vive en su propio cosmos, en su propio universo, no entiende lo que está pasando en este país. Es usted el que polariza, el que ha introducido a Alemania en esta situación. La consecuencia lógica habría sido convocar elecciones de forma inmediata y, por el contrario, ha intentado durante días retrasar las decisiones, ha simulado en esta tarima una mayoría que no tiene ya más al ponerse a exponer propuestas», dijo el líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) . «No tiene aquí mayoría y no lo acepta». Merz acusó a Scholz de tacticismo partidista: «La moción de confianza la plantea la Ley Fundamental como un privilegio del canciller, no es potestad del Bundestag , ni de los tribunales ni del gobierno, solo el canciller tiene ese privilegio, pensado para proteger la institución, no para utilizarlo por intereses partidistas, y usted lo ha hecho de una manera grosera y despiadada, únicamente para prolongar su mandato en el tiempo y extenderlo nuevamente». Merz, por último, garantizó una postura constructiva durante las semanas que siga operativo el parlamento, pero se mostró reacio a acuerdos que «para empezar, no podrán hacerse realidad porque no hay presupuesto para 2025» . En cuando a la llamada a la solidaridad para proteger la pensiones, señaló que «la única solidaridad que debe mostrar este parlamento es con las generaciones que no están todavía aquí sentadas y que son las que tendrán que pagar estos tres caros años de gobierno», en referencia a la deuda pública en que ha estado basada la mayor parte de sus políticas. Merz, sin embargo, hizo hoy declaraciones que apuntan a que estaría abierto a una reforma del freno de la deuda , anclado en la Ley Fundamental y que ha sido la última palanca sobre la que Scholz se ha apoyado para hacer saltar en pedazos su propio gobierno. «Por supuesto, el freno de la deuda, que limita la nueva deuda anual del gobierno federal a un máximo de 0,35 por 100 del producto interno bruto, podría ser reformado. La pregunta, sin embargo, es con qué propósito», apuntó el presidente de la CDU en un foro económico organizado por 'Süddeutsche Zeitung'. «¿El resultado es que gastamos aún más dinero en consumo y política social? Entonces la respuesta es no», se respondió a sí mismo. «¿El resultado es importante para las inversiones, para el progreso, para los medios de vida de nuestros hijos? Entonces la respuesta puede ser diferente».
abc.es