La gran noticia del domingo, la autorización de Joe Biden a Ucrania para usar los misiles de largo alcance contra posiciones dentro de las fronteras rusas, resonó en los pasillos del Kremlin. Pero el eco no salió del corazón de Moscú, ya que las autoridades rusas, en el momento de escribir este artículo, no se habían pronunciado públicamente sobre la decisión del líder estadounidense. Anteriormente, ya advirtieron de que esta posibilidad significaría una escalada significativa en la guerra contra Ucrania y en el conflicto latente entre Occidente y Rusia.
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