No hay palabras para expresar la desolación sentida al contemplar los estragos provocados por la catástrofe de Valencia. Entre tanto dolor, reconforta ver la respuesta de los miles de españoles anónimos que se esfuerzan en ayudar a nuestros compatriotas a recuperar lo más parecido a la normalidad en la que vivían antes de la calamidad. Su ejemplo de generosidad resulta aleccionador. Mucho se está hablando, según la perspectiva, de la gestión del desastre, o del desastre de la gestión. En este instante, lo que procede es renunciar a esas discusiones, centrarse en la respuesta, y ofrecer a los valencianos la muestra de unidad y compromiso que merecen. Tiempo habrá para un análisis exhaustivo, profundo, sosegado, y riguroso, que busque el... Ver Más
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