Stoltenberg pasa el testigo de la OTAN a Rutte, el gran tejedor de acuerdos holandés

Jens Stoltenberg se ha despedido este martes de la Alianza Atlántica tras convertirse en uno de los secretarios generales más influyentes en la historia de la OTAN y tras una década en el puesto. Ha entregado el mando a Mark Rutte, ex primer ministro de Países Bajos con una larga experiencia como líder holandés y como miembro en el núcleo duro de la Alianza, un negociador hábil, respetado en Washington y también entre los socios europeos.

En una reunión con los embajadores representantes permanentes de todos los aliados ante la OTAN, Stoltenberg ha cedido a Rutte su asiento y el martillo de madera que en 1963 Islandia regaló a la Alianza Atlántica y que usa el secretario general para marcar el arranque reuniones especiales del Consejo Atlántico, la sala de máquinas de la alianza militar.

Stoltenberg ha presentado este martes en la sede de la OTAN a las afueras de Bruselas las credenciales de su sucesor. “Ha sido primer ministro durante 14 años, ha dirigido cuatro gobiernos de coalición diferentes. Por lo tanto, sabe cómo llegar a compromisos, crear consenso. Y estas son habilidades muy valoradas aquí en la OTAN”, ha señalado el noruego, que ha señalado su sensación “agridulce” abandonando la Alianza tras una década en la que ha conseguido reforzar la OTAN, que los socios aumenten el gasto y ha añadido a cuatro aliados nuevos, los últimos dos históricos neutrales como Finlandia y Suecia.

Rutte, que ha hecho un breve discurso ante el Consejo Atlántico, ha marcado tres prioridades. La primera es mantener una OTAN “fuerte” para que siga siendo “creíble”. Para ello, ha señalado el holandés, son necesarias “más fuerzas, más capacidades y una innovación más rápida”, por lo que será necesaria “más inversión”. De esta manera, Rutte muestra que va a continuar el camino comenzado por Stoltenberg para hacer que se cumpla el compromiso de Gales, por el cual los socios de la OTAN se comprometieron a dedicar al menos un 2% del PIB a gasto militar. En los últimos meses, el noruego ha subrayado que esa cifra se trata de un “suelo” y no de un objetivo final.

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La segunda prioridad mencionada por el antiguo primer ministro holandés ha sido “aumentar el apoyo a Ucrania y acercarla a la OTAN”. Rutte descubrirá, cumbre a cumbre, las difíciles maniobras que tendrá que hacer para mostrar a Kiev que se sigue avanzando en su camino hacia la Alianza Atlántica, algo que pide no solamente el Gobierno de Volodímir Zelenski sino también los miembros del flanco este de la OTAN, pero sin que deje ver que se trata de un proceso irreversible de integración, ya que los socios más occidentales no quieren atar por completo la membresía de Ucrania a la Alianza.

La tercera prioridad a la que ha señalado Rutte es el reforzamiento de las asociaciones con “países alrededor del mundo”, pero también con la Unión Europea, un reto creciente a medida que el club comunitario da más pasos en materia de seguridad y defensa.

“Es una ciudad que he conocido bien”, ha bromeado Rutte sobre su llegada a Bruselas, a la que ha viajado mucho para participar en los numerosos Consejos Europeos, las reuniones de líderes de la Unión. El nuevo secretario general, un político liberal que dimitió en 2023 antes de que tras unas elecciones generales a las que ya no se presentó el Gobierno pasara a manos de una coalición liderada por el partido de extrema derecha de Geert Wilders, ha sido siempre el favorito de la administración americana para sustituir a Stoltenberg. Sin embargo, en distintas ocasiones el holandés rechazó la petición de ocupar el puesto. Su decisión de no buscar una reelección abrió el camino a que sucediera a Stoltenberg.

El noruego tenía originalmente previsto abandonar el cargo en 2020 para presidir el banco central de su país, pero el inicio de la invasión rusa de Ucrania hizo que los líderes euroatlánticos le pidieran que permaneciera en el cargo. No era momento de hacer experimentos. Al final, Stoltenberg ha acumulado cuatro renovaciones de su mandato antes de que Joe Biden, presidente de Estados Unidos, haya conseguido encontrar un sustituto.

Porque la realidad es que es la Casa Blanca la que debe dar su luz verde al nombre del elegido debido al enorme peso que los americanos tienen en la organización. Stoltenberg ha bromeado precisamente con esas numerosas extensiones de su mandato durante la ceremonia de paso de testigo a Rutte. “Esta vez voy a cumplir mi promesa: abandonaré Bruselas en unas horas”, ha explicado sonriendo el noruego.

Rutte junto a Stoltenberg antes de pasarle el testigo al frente de la OTAN. (Reuters)

Grandes retos

La guerra en Ucrania no es el único reto al que se enfrenta Rutte. La amenaza de un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca es la otra gran amenaza para el holandés. Pero su elección también ha tenido en cuenta eso: Rutte ya tuvo que tratar con el presidente estadounidense durante su anterior etapa en el poder, y puede saber manejar a una personalidad irascible y que requiere de mucha mano izquierda. “Ambos creemos - ha señalado Rutte en declaraciones junto a Stoltenberg - que un fuerte vínculo transatlántico es la base de nuestra alianza, y puedo asegurarle que haré todo lo que esté en mi mano para garantizar que siga siendo sólida”, ha explicado el holandés.

La elección de Rutte se retrasó debido a que el conservador Klaus Iohannis, presidente de Rumanía, también había presentado su candidatura. Hungría apoyó desde el primer momento al rumano. Viktor Orbán, el autoritario primer ministro húngaro, era junto a Rutte el decano del club de los líderes europeos y ambos habían acumulado años de roces y deterioro de las relaciones, lo que animó al húngaro a continuar con la actitud de bloqueo que Budapest suele asumir en todas las negociaciones de la OTAN desde hace tiempo.

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Más allá de Hungría, otros socios del flanco este también consideran que la Alianza Atlántica debería haber escogido a alguien de esa zona para representar el peso que ha adquirido la región ante la invasión de Ucrania, pero para Washington eso estaba fuera de la mesa: Estados Unidos no quiere a un halcón que pueda entorpecer unas negociaciones de paz en Ucrania en caso de llegarse a ese punto. Nombres como el de Kaja Kallas, la que fuera primera ministra de Estonia y que finalmente ha sido escogida Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, siempre fueron descartados por los americanos.

“El mundo ha cambiado profundamente desde 2014, cuando tomé posesión de mi cargo como secretario general de la OTAN. Putin ha devuelto la guerra brutal a Europa, la competencia mundial se ha acelerado y muchos retos han transformado nuestro panorama de seguridad y nuestra vida cotidiana. Al igual que ha cambiado el mundo, también lo ha hecho la OTAN”, ha escrito este lunes Stoltenberg en una reflexión que ha publicado y en la que subraya que “esta última década ha sido sin duda la de mayor transformación para la Alianza desde la Guerra Fría”.

En esa reflexión, que sirve de carta de despedida, Stoltenberg también llama a los aliados europeos a no olvidar que la seguridad del viejo continente depende del paraguas de seguridad americano, aunque también pide a Washington que valore la contribución de sus socios europeos. “Nunca debemos dar por sentado el vínculo entre Europa y Norteamérica. A ambos lados del Atlántico debemos reconocer el valor de la alianza transatlántica e invertir en ella”, escribe el noruego.

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